Preparando el viaje

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Liliana trato de retrasar que la noticia se difundieran antes de lo debido y usando el reposo de la duquesa como excusa no dejo a nadie entrar al cuarto. Si alguna sirvienta quería entregar un presente o debían de entrega la comida Liliana se la llevaba.

Liliana obligó a arwin a ir a clases los demás días de su reposo argumentando que debía de irse o no lograría acabar el plan de estudio lo que ocasionaría que no pudiera salir rosemary. Esto no hizo nada más que arrinconarlo y termino aceptando me mala gana.

Después de una larga, pero muy larga y aburrida semana de reposo donde rosemary no hacía mucho más que leer libros y pensar, al fin pudo salir. Ya había planeado con ayuda de Liliana y arwin que hacer hasta que las aguas se calmaran. Pues aunque no deseaba aparecer en público tenía que hacerlo, no le quedaba de otra que aparecer y aprovechar su cambio de apariencia después de todo había tomado la decisión de ser una villana si eso le permitía proteger a arwin.

El respeto solo se gana de dos formas y ella había escogido la segunda, el miedo.

Pero no el miedo con quiénes la rodean si no con sus adversarios, el miedo que los rumores engrandecidos provocan a los demás nobles y sus sirvientes. Incluso a los plebeyos.

El miedo que le iba a ayudar a manejar a la realeza en cuanto quisieran que ella escogiera a qué facción apoyar en la pelea por el trono.

Levanto su cabeza, enderezó su espalda, abrió las puertas y salió caminando como la duquesa que era. Aunque lo que más deseaba era esconderse como una niña asustada y llorar. Pero no podía, ella era el pilar del ducado aún si tenía que aparentar su fuerza lo haría.

Sería digna de estar allí. Porque lo era. No había acabado con parte de ella el día en que había mandado a matar al conde Borbón por nada. Ella ya había aceptado su destino. Parte de su humanidad se había ido. Y no podra ser recuperada, no debía de haberlo matado aún si este era un mal nacido infeliz. Y sin embargo lo hizo.

Todos estos meses había madurado. No porque realmente quisiera hacerlo amaba el no tener demasiadas responsabilidades y no pensar en el mañana.

Sin embargo ya no era Lizbeth aquella niña amada en su círculo familiar. Ahora era rosemary duquesa dumont la cual tenía la carga en su espalda de todo el ducado, las personas dependían de ella tanto como ella de ellos. No había tiempo para disfrutar de su larga niñez, estaba feliz de haberla disfrutado, pero ese tiempo ya había acabado.

Ya no hay vuelta atrás, no cuando ya había sacrificado tanto. Estaba en un punto donde no podía retornar, mejor dicho donde el retornar sería inútil.

Definitivamente esa semana de aburrimiento le había servido y mucho para reflexionar sobre si misma y su posición. Gracia a eso decidió empeñarse en su papel. Las personas que estaban en su contra no van a dudar en utilizar su nuevo aspecto en su contra debía de prepararse.

Por desgracia arwin no podía acompañarla estaba recuperando sus clases perdidas.

Los guardias quedaron estupefactos ante la señorita que salía de la habitación, tan grande fue la impresión de estos que casi olvidaron dar una reverencia a la joven y a Liliana. Si ella estaba allí era por algo

Los guardias se miraban de reojo , el uno al otro intentando preguntar con la mirada si alguno de ellos conocía a esa bella señorita la cuál no se parecía en nada a la duquesa. Al parecer ninguno de ellos la reconocía ¿Era familia, amiga o quizás conocida? Para ellos era un enigma.

Entonces por la mente de los dos guardias cruzó el pensamiento de que podría ser el amor imposible del duque quien posteriormente se convertiría en su amante.

La Esposa Del TiranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora