Que empiece el viaje
El día de la partida llego más rápido de lo esperado. Para colmo y enojo de Liliana. Rosemary se las arreglo todos los días para solo dormir tres horas. Llegando a dormir antes del amanecer y saliendo con los primeros rayos del sol, hacia la oficina. Solo un par de días después de que repitiera ese patrón las bolsas obscuras debajo de sus ojos la delataron. A pesar de todos los regaños que recibió por parte de su dama de compañía esta no cedió, siguió hasta terminar con todos los documentos y negociaciones.
Pues estaba claro desde un principio que el padre de Eugene podría convencer a los demás granjeros de venderle sus cosechas pero el dinero siempre seria ese último empujón. Seria aquello que haría que sus dudas simplemente se esfumaran.
Y de hecho su pensamiento no estaba nada desenfocado. Llego una carta redactada por un plebeyo estudiado, en la cual se decían los términos y condiciones que ellos ponían para venderle sus cosechas. Como era de esperarse no eran estúpidos. Y eso a Rosemary no le molestaba, al contrario, hacía que su pecho se inflara con orgullo. Su gente estaba prosperando, nada podría hacerla más feliz.
Entre sus términos y condiciones estaba el hecho de que solicitaron una audiencia, si, en definitiva tendría que tener muchas a partir de ese momento. Aunque la idea no le agradaba demasiado. Su trabajo solo creció más y sus programadas desveladas se alargaron otras noches. A pesar de todo; su audiencia se llevó a cabo y firmaron un contrato comercial donde ambas partes quedaron satisfechas. De nuevo envió un agradecimiento al padre de Eugene, no le gustaba dejar así las cosas pues el ya había hecho demasiado por ella. No era justo que se quedara con las manos vacías.
Los sirvientes cargaban las maletas en dirección al carruaje de aspecto común, sujetándolas fuertemente. Bajo un árbol, en el basto jardín delantero, la duquesa abanicaba su rostro, y de vez en cuando el de Arwin, quien se encontraba a su lado. Sus mejillas sonrojadas lo hacían ver a los ojos de esta como nada menos que un ángel.
A pesar de antes haber previsto que saldrían de noche decidieron que esto los ayudaría tanto como los pondría en peligro. Y tuvieron consideración por ella que apenas y cerraba los ojos todas las noches o madrugadas, como quieran decirle. Así que allí estaban recibiendo los primeros rayos de sol, no pasaban de las siete de la mañana y juraba que estaba a punto de derretirse o asarse, lo que sucediera primero.
Para días como esos el joven duque vestía un traje con un short y la duquesa un vestido de seda de mangas cortas, pero lo más sobresaliente en su aspecto se encontraba en su cabello el cual se encontraba atado, algo muy poco usual.
Suspiro de alivio cuando sintió la brisa rosando sus mejillas, refrescándola. Cerro un momento sus ojos disfrutando del suave susurro de las hojas del árbol siendo ligeramente movidos hasta que escucho más pasos de los que escuchaba antes. Abrió lentamente sus ojos disgustada por ver quien había interrumpido su momento de apreciación de la naturaleza. Era Liliana. Hoy también tenía atado su cabello en una coleta de caballo. Frunció los labios en cuanto sus miradas se encontraron.– Señorita ¿Está segura de que estará bien?
Rosemary sonrió, soplo el rostro de Arwin con su abanico y contesto a su pregunta:–Por enésima vez, sí. Solo estoy cansada por el trabajo pero es normal, no tienes que preocuparte por mí se cuál es mi limite.–No tenía ánimos o energía suficiente para discutir. Apenas y tenía suficiente fuerza para mantenerse erguida hasta que se subiera al carruaje. Mantener el mentón levantado y una expresión orgullosa todo el día era más cansado de lo que antes hubiese imaginado.
–De nuevo, señorita ¿Esta segura?–Pregunto enmarcando las cejas.
Rosemary sonrió, su rostro se ilumino por completo y por unos momentos su semblante cansado y derrotado desapareció. –Por supuesto. Tú y Jacob me van a acompañar, no tengo nada por lo que temer.–Dijo dándole una cálida mirada. Liliana no pudo evitar relajar la mirada penetrante que antes le daba. La había conmovido. Ella confiaba plenamente en su dama de compañía. Mirando el pasado pudo haber sido una estupidez contratarla y depositar su confianza en una recién llegada. Pero pronto le demostró que era su aliada, no su enemiga.
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La Esposa Del Tirano
RomanceRosemary es la única hija del marqués William por lo cual fue consentida y mimada a niveles superiores. Se casa con arwin un duque de 8 años a la edad de 13 años. Por su maltrato hacia el y el descuido hacía el ducado ella muere en sus manos a la c...