La Esposa Del Tirano

Recuerdos y magia

Recuerdos y magia.

Después de todo lo que paso el peso en el corazón de Arwin disminuyo, las preguntas que había guardado tantos años al fin fueron contestadas. No le molesto su origen, al contrario fue más de lo que siquiera se había permitido imaginar. Recordaba a su madre ¿Pero y su padre? Jamás supo nada de él, su madre lo describía como el amor de su vida pero no se acordaba de nada más. A duras penas recordaba el rostro de su madre, su gentil sonrisa y su mirada amable. Quizás en ese momento ya estaba enferma por el cansancio.

Nunca pensó en eso. No se permitía pensar en ella más de lo necesario, solo hacía que la tristeza invadiera su corazón. Ella se molestaba cuando el lloraba por su situación.

Recordó su entrecejo fruncido y su habitual regaño.–Llorar no va a arreglar nada.–le dijo secando sus lágrimas con un lento movimiento. Era como si solo eso le agotara todas sus energías.

–Mami.–Sollozo cuando vio que su madre no pudo levantarse. No era la primera vez, cada día se encontraba mas débil.–¡Mami!–Sollozo aún más fuerte cuando ella de nuevo lo intento y fallo. Su lloriqueo desgarro el corazón de su madre a quien por un segundo se le cayó su falsa expresión de enojo. Lo había estado haciendo desde que su enfermedad fue demasiado evidente.

Él tenía que ser fuerte o no sobreviviría sin ella. Tal vez lo había mimado demasiado, no. Mentalmente sacudió su cabeza, era una idea absurda, sus delirios la estaban matando. Él era solo un bebe y no podía hacer nada para evitar irse de su lado. Y sin embargo; ya lo había aceptado. No le celebraría de nuevo su cumpleaños, no lo obligaría a ir a la escuela el primer día, no lo ayudaría con sus tareas, no lo vería crecer, no lo vería enamorarse. Se perdería de todo. Solo por eso deseaba no morir. Solo que este no había sido escuchado.

–Bebe..–Susurro. Sus labios estaban resecos y quebrados por la falta de agua.–No llores. Piensa que mami va a ser feliz al ver de nuevo a tu padre..Cof,cof–Tosio un par de veces. Fue una voz terriblemente seca. Miro sus manos y...sangre. Su enfermedad la estaba matando.–Solo duerme conmigo. Estoy un poco cansada.–Le sonrió como siempre, solo fingía que todo estaba bien. Anoche había soñado con su difunto esposo, eso le hizo saber que su muerte estaba próxima, esa seria posiblemente la última vez que lo vería.

–Mami...–Se abalanzo sobre ella buscando consuelo entre sus brazos.–Enterró su rostro en el hueco de su cuello y respiro su olor. Olía a flores y lavanda y a ella. Le dio tranquilidad y lo hizo sentir en casa.–No me dejes.–Murmuro con la voz quebrada. No tenía mucha idea que lo que sucedía, pero no era tonto. Algo estaba pasando, cada vez que su madre lo miraba esta parecía estarse despidiendo. Él lo podía sentir, que ella lo dejaría. Pero no entendía porque. ¿Había hecho algo mal? Creía que no. Su madre no le había dicho nada, pero él lo sentía. Cerró los ojos abrazándola tan fuertemente como su pequeño cuerpo pudo. Cerró los ojos y no tardó mucho en dormirse, sus lloriqueos lo dejaron exhausto. Para cuando despertó....

Bueno esa parte de la historia ya se la saben. Encontró a su madre muerta, corrió a buscar a alguien para que la ayudase y fue secuestrado y vendido por los esclavistas.

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–Santo cielo.–Exclamo Rosemary prestando por primera vez atención a su habitación.–¿Cuánto cuesta todo esto.–Se preguntó a si misma. A donde quiera que mirara no podía evitar ver signo de pesos.

Sin ocultar su entusiasmo ya que era la única en la habitación, pues Arwin había sido llamado por su madre empezó a ver cada pequeño detalle. Las almohadas estaban cocidas con hilos de oro, las mantas y endredones eran de la seda mas fina que alguna vez había tocado, los peluches tenían rubíes en lugar de botones en sus ojos, las paredes estaban pintadas con bellos retratos de hermosas y exóticas aves. Aparte había algunos juguetes que probablemente había utilizado la verdadera Rosemary antes de casarse con Arwin.