La Esposa Del Tirano

Los caballeros

Los caballeros

Rosemary

–Liliana mira que hermosa flor ¿Te gusta? – pregunte tomando una rosa roja de un arbusto mientras estaba agachada.

–¡Señorita! Tenga cuidado primero ayuda a los sirvientes y luego esto no puede estar así pídale eso a los sirvientes– Me regaño Liliana molesta aun así estaba esperándome.

Con cuidado me levanté y sacudí mi vestido.

–Vamos me aburro fácilmente, además me llevo muy bien con todos. Me alegra que si tienen problemas me lo consulten o me hablen de ellos– refute encogiéndome de hombros.

–Señorita estaba dándole consejos de amor a una joven diciéndole que fuera por él y termino siendo un noble–dijo Liliana con una voz alterada haciendo énfasis en que era un noble.

–Se terminaron comprometiendo– conteste antes de que ella pudiese seguir sermoneándome. – Ellos de verdad se aman. ­– agregue apresuradamente.

–Pero señorita que hubiera pasado si el, la hubiese rechazado o peor aún usado como su nuevo juguete, ¿acaso no pensó en eso? – Me pregunto molesta.

«Tiene un buen punto» Me informo mi subconsciente.

–Yo hable con ella antes sobre los posibles riesgos que podía correr al declarársele a un noble, aun así, lo hizo. Admito que fue mi idea y si hubiese salido mal tendría un poco de culpa, pero salió bien y ella feliz, así que dejemos el tema de un lado. – conteste exaltada por el calor del momento.

Liliana movió la cabeza de un lado a otro y luego suspiro derrotada. Cruzo sus brazos debajo de su pecho y me miro frunciendo el ceño.

–señorita ya tiene catorce años– gruño fastidiada.

–Lo sé y Arwin nueve ¿Porque me lo recuerdas? – pregunte curiosa ya que normalmente nunca saca a relucir mi edad.

Ella siempre dice "la edad de una mujer debe de ser un secreto" y que es de mala educación preguntarla.

–Ya casi es hora de que debute y no puede hacer eso en el castillo– me recordó con una mirada desafiante.

–No hago nada malo, solo no miro por encima a nadie, sobre todo somos personas– respondí.

Esta es una mentalidad que aun no comprendo y no creo hacerlo nunca. Yo también estuve en el último escalón de la pirámide social y si aún lo estuviera detestaría que me miren como algo desechable.

–Y me gusta su manera de pensar, pero a otras personas no les parecerá tan agradable

La mirada de Liliana se relajó y una pequeña sonrisa amenazo con posarse en sus labios.

–Pues poco me importa lo que esos de la aristocracia piensen de mí. –

–Lo se señorita y por eso me gusta, pero debe de tener más cuidado hay gente que se aprovechará de eso y los rumores que están circulando no ayudan– dijo con sinceridad en su voz.

–Tranquila los rumores son solo eso chismes que la gente hace por aburrimiento.

– Lo sé. – dijo dándome una mirada maternal. – oh. Ya llegamos señorita, ¿Gusta sentarse?

Asentí distraídamente.

Estaba tan entretenida con la plática que no me di cuenta que habíamos llegado hasta que Liliana me lo informo.

Nos sentamos en las gradas que están frente al campo de entrenamiento en donde se encuentra Arwin, también había algunos caballeros que estaban entrenando, pero al percatarse de mi presencia fueron rápidamente a hacer una reverencia.