El día en el que hace una propuesta

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Miro la carpeta llena de papeles con pereza nada más sentarme en mi escritorio, nunca me ha gustado trabajar fuera de mi horario, pero siento que los expedientes a revisar se me vana echar encima en cualquier momento

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Miro la carpeta llena de papeles con pereza nada más sentarme en mi escritorio, nunca me ha gustado trabajar fuera de mi horario, pero siento que los expedientes a revisar se me vana echar encima en cualquier momento.

Abro la primera páginas y leo los para nada cuidadosos apuntes que hago sobre el paciente al rededor de toda su hoja. Si tuviera más orden desde un principio ahora no tendría que estar pasando a limpio todo esto, pero me centro más en otras cosas durante las consultas.

-Me voy a tonar algo con Alex ¿vale? -me informa Borja asomándose por la puerta de mi oficina.

-Okay, pásaselo bien por mí -brome señalando la ancha carpeta.

-Lo haré, te quiero -se acerca a darme un beso y se va.

-Yo también te quiero.

A veces, cuando no puedo dormir me gusta analizar mi situación actual y hay momentos en los que ni me la creo. Tengo la mejor vida que he podido desear: llevo un año casado con el amor de mi vida, tengo mi trabajo de ensueño y además a mis amigos de siempre. Debería agradecer más lo privilegiado que soy.

Me levanto de la silla y camino hasta la cocina para prepararme un café, va a ser una tarde muy larga y no quiero quedarme dormido encima de los papeles. Ahora mismo envidio a Borja, me gustaría estar tomando algo por ahí también o al menos tener un poco de tiempo libre hoy, pero por lo general él trabaja más que yo ya que tiene que corregir exámenes y trabajos y preparar las clases.

 Ahora mismo envidio a Borja, me gustaría estar tomando algo por ahí también o al menos tener un poco de tiempo libre hoy, pero por lo general él trabaja más que yo ya que tiene que corregir exámenes y trabajos y preparar las clases

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Cierro la carpeta ahora impoluta y separo la silla del escritorio para mirar el reloj. Llevo cinco horas aquí sentado pasando a limpio papeles, se me habrá olvidado hasta caminar ya.

Suelto un gruñido y apoyo la cabeza encima de la mesa usando los brazos a modo de almohada, necesito descansar un poco la vista, hace que no escribía tanto desde el último año de universidad. 

La puerta de mi oficina se oye abrirse y levanto la vista para ver quien ha entrado. La cabeza de Borja se asoma por un hueco entre la puerta y  la pared con una ligera expresión de preocupación.

-Llevas mucho tiempo aquí metido ¿qué tal lo llevas? -pregunta sentándose en la silla del otro lado de la mesa.

-Acabo de terminar, estoy hasta las narices -suspiro derrotado.

Sonríe a modo de darme ánimo y yo también sonrío, solamente su sonrisa me anima un poco después de esta tediosa tarde.

-¿Qué tal te lo has pasado con Alex? -pregunto sacando la mente de mi trabajo.

-Muy bien, hemos ido a tomar algo y luego hemos dado una vuelta por la ciudad para ver si había algo interesante. He comprado algunas cosas de decoración.

Mi vista se desvía inconscientemente a su mano, justamente al dedo en el que lleva el anillo de casado, tiene los dedos de la otra mano sobre él y lo mueve con nerviosismo, como si estuviera preocupado o impaciente por algo.

Pongo mi mano encima de la suya y la estrecho con cuidado para volver a mirarlo a la cara.

-¿Pasa algo? -pregunto intrigado.

-No, nada, es solo una estupidez.

Suelta una risa nerviosa y desvía la mirada hacia otra uno de lo cuadros que hay colgados en la habitación para evitar contacto visual conmigo.

-Si estás así no será ninguna estupidez.

Pongo mi mano sobre su mejilla y muevo su cabeza con delicadeza para que vuelva a mirarme. Me sorprende el ligero sonrojo que hay en sus mejillas, como si lo que estuviera pensando lo avergonzara tanto que se sonroja él solo.

-Si lo es, voy a empezar la cena -se levanta sin dejar que le responda y sale de la habitación.

Me levanto y voy detrás de él dispuesto a adivinar lo que narices le pase. Al llegar a la cocina está buscando a saber que por los armarios de forma inquieta sin darse cuenta de que he ido detrás de él. 

Pongo mis manos en su cintura y hago que se gire para volver a mirarme haciendo también que se pare y deje de buscar lo que narices buscara. Aparto un mechó rebelde de su frente y paso mi dedo por el costado de su rostro para luego apoyar la mano en su hombros. 

-¿Qué ocurre? -pregunto de forma seria- No sería una tontería si te hace estar nervioso.

-Sí que lo es, son ideas tontas que se me pasan por la cabeza y luego me arrepiento de ellas, ya está, es eso -responde de forma cansada rehusando a decirme algo. 

Muevo ambas manos y las entrelazo con las suyas para mirarlo directamente a los ojos. Sigue un poco sonrojado, pero ahora está más serio.

-Sabes que me puedes contar lo que sea ¿no? -digo intentando darle un poco de confianza. 

-Sí, lo sé y lo siento. Es que tengo miedo de decirte esto y que te enfades o algo así.

-Te prometo que no me voy a enfadar -respondo intentando sonreír.

Mil ideas se me están pasando por la cabeza que me podrían enfadar, pero no creo que sea ninguna de ellas, o al menos eso espero. Toma una profunda bocanada de aire y se arma de todo el valor que puede para empezar a hablar.

-Últimamente se me ha pasado una idea por la cabeza, es una tontería y tampoco quería que hicieras un mundo de ello porque no sé si tú opinas lo mismo que yo y... -suspira pestañeando varias veces, como si estuviera evitando ponerse a llorar- Y bueno, lo que pasa es que últimamente he pensado en ser padres.

Las últimas tres palabras las dice tan bajas que a penas consigo oírlas, han sido más un murmuro que otra cosa.

-No he entendido lo último, repítelo, por favor -pido aún sosteniendo sus manos.

-Que últimamente he pensado en ser padres y antes de que digas nada -empieza separando nuestra manos y extendiendo sus palmas delante de mí, como si me dijera que me calmara-, sé que es una estupidez y entiendo a la perfección que no estés de acuerdo conmigo, sé que...

-Eh, relájate -lo interrumpo abrazando su cintura-. Me parece genial.

Abre los ojos de par en par y su boca se abre con sorpresa, como si fuera a decir algo y no le salieran las palabras. Incluso creo que está a punto de ponerse a llorar.

-Nada me haría más feliz que ser padre junto a ti -termino sonriendo ligeramente.

Me abraza y lo oigo sollozar ligeramente, como si ya no pudiera con tanta presión y tuviera que desahogarse.

-Gracias, te quiero, eres el mejor del mundo -susurra en mi cuello escondiendo los sollozos.

-No, tú eres el mejor del mundo. Te amo Luzuriaga.

Se separa un poco de mí y me besa para terminar esta conversación de momento. Puede que yo no esté llorando como él, pero es posible que ahora mismo sea la persona más feliz de este puto planeta.

Flowers To Thank You [Luzuplay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora