Capitulo XXIII

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KARLEY

Observo la hora y son las 15:20 pm.

En 40 minutos el autobús partirá, así que Jackson y yo nos levantamos de la cama y el apaga la televisión mientras yo reviso que tengamos el dinero suficiente.

— ¿ Cuánto tenemos ?— se sitúa a mi lado.

— teníamos 305 dólares y ya que nos ahorramos el desayuno, solo gastamos 50, así que tenemos 245 dólares para gastar — guardo el dinero en mi bolsillo.

— Vez, si no fuera por que aceptaste tener sexo en la mañana hubiéramos gastado más en comida — sonríe y le golpeo en el hombro en broma.

— Idiota, será mejor que nos vayamos, tenemos que pasar por una farmacia primero.

El arruga las cejas.

— ¿Para qué?, ¿te sientes mal? — Me mira con preocupación y pone su mano sobre mi frente y mejilla.

— No te ofendas, pero los niños no me van — separo sus manos de mi rostro y el aún me mira con confusión y me giro hacia la cama para tomar el móvil de la chica que habíamos usado para fingir mi muerte, además del arma que habíamos encontrado.

— ¿Y eso que tiene que ver?

Arrugo mis cejas y lo miro.

— ¿Sabes como se hacen los bebés, verdad?

El parece entender, puesto que  su ceño se relaja

— Ahhhh, ya entendí — niego con la cabeza y meto el móvil a mi bolsillo.

— Ya vámonos — lo empujo hacia la puerta.

— Lo que mi novia diga — me guiña un ojo y volteo los ojos.

— Callate y camina — obedece y le entregamos la llave a la mujer que nos había rentado el cuarto para luego comenzar a buscar una farmacia.

— Allí hay una — señala Jackson y nos dirigimos allí.

Entra Jackson y yo espero afuera.

Unos minutos después el sale con una tableta en la mano y una botella de agua que me entrega junto con el dinero que sobró.

— Listo, compré condones también — sonríe mientras levanta las cejas.

Lo ignoro y abrí la botella para tomarme la pastilla y el resto la guardé.

— Ya, ahora vamos a la terminal de autobuses antes de que se vaya —

Caminamos hasta llegar y el chófer ya está dentro del autobús. Nos subimos y le pago al chófer dos pasajes hasta los suburbios.

Nos sentamos en uno de los asientos de hacia el medio del autobús, juntos.

Suben un par de personas más y el autobús arranca comenzando el viaje. Jack se queda dormido en cuestión de minutos con la cabeza recostada sobre mi hombro y yo me quedo mirando por la ventana mientras unas gotas de lluvia caen.

El viaje dura tres horas y media más o menos, donde me había quedado dormida la mitad del viaje y luego desperté y ya no volví a dormir ya que tenemos que bajar antes de llegar a la parada para llegar al lugar correcto.

Cuando estamos por llegar muevo mi hombro con la intención de despertar a Jack.

— Mmmm... — se remueve.

— Despiertate.

— Cinco minutos más — se vuelve a recostar por mi hombro y volteo los ojos.

No te confíes©✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora