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─ ¿YA ESTAMOS CERCA? ─ preguntó Fred por milésima vez. ─ Tengo hambre, Leah.
─ Espera, falta poco lo juro.
─ Eso dijiste hace veinte minutos. ─ bufó el pelirrojo. ─ Tengo hambre.
─ Deja de quejarte. ─ dijo cansada la chica, Fred no había parado de hablar sobre que estaba cansado, que tenía hambre y sueño.
─ ¿Dónde se supone que estamos? ─ preguntó al ver a lo lejos un pueblo.
─ Conseguiré algo de ropa para nosotros. ─ contestó Leah mientras miraba hacía el suelo tratando de no caerse con las pequeñas rocas.
─ Buena idea, ya comienzas a apestar. ─ bromeó el más alto.
─ Tu hules horrible y podría apostar que antes olías igual.
─ ¿Por qué no nos conocimos en Hogwarts? ─ preguntó Fred.
─ No lo sé, supongo que no soy una persona muy revelante para que todos me conozcan. ─ se encogió de hombros.
─ Conozco a tu hermano. ─ dijo Fred sosteniendo aún más fuerte la bandeja.
─ Que bien.
─ ¿Cómo conseguirás ropa?
─ Robando.
─ ¡¿Que?! ─ Fred se detuvo para mirar incrédulo a la chica.
─ ¿Cómo planeas conseguir ropa, genio? ─ preguntó irónicamente la chica mientras se detenía y se daba la vuelta para mirar a Fred.
─ Irás a robar sin mí, es de mala educación. ─ Leah rodó los ojos. ─ No podrás hacerlo sola.
─ Si podré.
─ No lo creo, a ver cuéntame tu plan.
─ Entraré, agarraré ropa y con un hechizo la encogo, la guardo en alguna parte y salgo de tienda. ─ contestó mientras reanudaban su caminata.
Fred se quedó pensando en silencio mientras caminaba al lado de la chica, sus brazos se encontraban sosteniendo la bandeja con comida. ─ ¿Puedes aparecerte? ─ preguntó.
─ No estoy muy segura.
─ Puedo hacerlo yo si quieres. ─ Fred la miró atento mientras que Leah se mordía el labio inferior como cada vez que hacia cuando pensaba un plan. La chica se encontraba algo sonrojada a causa del cansancio pero aún así se veía hermosa para la vista de Fred. Él no lo iba a negar, ella era muy linda pero no había tiempo para hacerle cumplidos o para lanzarse a algo romántico.
