CAPÍTULO SIN EDITAR.
─ ¡Está delicioso! ─ elogió la menor al tragar el trozo de comida. ─ usted cocina muy bien.
─ ¡Ow, gracias pequeña! ─ la mayor sonrió emocionada. ─ Bien, ¿Quieres que te enseñe a los animales? Debe ser rápido porque en unos minutos debo irme.
Leah dejó la mitad de la porción en el plato y se levantó del asiento. ─ Claro, disculpe por haberla retrasado.
─ No te preocupes, corazón. Yo soy muy distraída a veces. ─ le restó importancia. ─ Bien, sígueme.
Leah le hizo caso a la mayor y juntas se fueron a la parte trasera de la casa. La mujer era dueña de todo un campo gigante dónde allí dejaba a sus animales sueltos. ─ Mayormente solamente los uso para comercio, me duele en el alma tener que vender algunos de mis animales sabiendo que terminarán en el plato de alguien más. Pero cuando no necesito del dinero los dejo conmigo, no puedo evitar encariñarme con cada uno de ellos. ─ habló mientras abría un portón de madera que daba paso al siguiente campo donde estaban sus preciados animales. ─ Hace unos años aprendí a sacarle leche a las vacas ¡Fue muy difícil para mí! ─ se quejó mientras reía. ─ Recuerdo que mí padre siempre se reía cada vez que me montaba a una vaca y está salía corriendo. Eran lindos momentos.
Leah miró de reojo a la señora sintiendo algo de pena por ella, se notaba que era alguien tan pura. ─ Es una pena vender a los animales. ─ comentó realizando una mueca.
─ Sí. ─ suspiró. ─ Bien, te enseñaré primero a mis hermosas vacas. La de allí se llama Emma. ─ apuntó a una vaca grande y al parecer vieja, de color marrón oscuro. ─ La otra de allí es Carmela, es mí favorita. ─ apuntó a otra vaca a lo lejos tomando agua. ─ pero no sé lo digas a Victoria. ─ murmuró divertida.
─ ¿Victoria? ─ preguntó confundida, pues allí solamente veía dos vacas.
─ Sí, Victoria. ─ asintió la mayor, de pronto Leah sintió algo húmedo el su brazo. Una pequeña vaca le había lamido esa parte. ─ ¡Aquí estás!
Leah se dió la vuelta y vió a la cría. ─ ¿Es hija de alguna de estas vacas?
La mujer negó. ─ No, su madre ha sido robado hace unos meses, aún no he podido saber quién fue el desgraciado. ─ contestó mientras hacía rechinar sus dientes. ─ He tenido que alimentar yo misma a esta pequeña.
La menor acarició la cabeza del animal mientras que está cerraba los ojos satisfecha por las caricias. ─ Es muy linda.
─ ¡Claro que lo es! ─ rió. ─ Bien, esas son las tres vacas que tengo por ahora. Carmela está embarazada así que en unos meses la familia se agrandara.
Continuaron caminando hasta llegar dónde se encontraban los cerdos. ─ Estos aún no tienen nombre. ─ apuntó a tres cerditos bebés que seguían a su madre. ─ Ella es Stefani y él Stefano. ─ presentó a dos cerdos gigantes, uno de ellos era la madre de los pequeños y el otro el padre. ─ Él es el viejo Pablo.
Leah quiso reír al ver un cerdo enano y gordo con cara de querer destruirlo todo. ─ ¿Cuántos años tiene?
─ No sé.
Siguieron viendo a los animales que la mujer tenía, algunos eran más encantadores que otros. ─ Bien, lo que debes hacer es darle de comer a las gallinas y un poco a los cerdos, las vacas, ovejas y cabras se alimentan solo del pasto. También cuida de que tengan suficiente agua para aguantar el día y que nadie se robe a un animal. ─ la mayor suspiró. ─ si me robarán otro de mis pequeños estaría muerta en vida. ─ soltó con agriedad.
Leah asintió anotando mentalmente lo que debía hacer. ─ Claro, descuide. ─ respondió mientras tomaba un balde y lo llenaba de agua. ─ comenzaré con las vacas, vi que le faltaban agua.
La mujer sonrió y asintió. ─ Muchas gracias, de verdad. Puedes comer lo que quieras de mí cocina, luego te pagaré. ─ avisó. ─ Bien, debo irme. Se me hará tarde para ver a mí hija.
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─ ¿Que es esto? ─ George miró el burbujeros que había encima de la mesa de la cabaña de los Willend. ─ ¡Asombroso!
─ ¿De que hablas? ─ cuestiono Louis.
─ Mira. ─ señaló el objeto en la mesa que hacía burbujas. ─ Está genial.
Louis solo asintió. ─ Bien, debemos irnos ahora.
Salieron nuevamente y se montaron en las escobas. ─ Nos vemos al atardecer.
El primero en irse fue George, ansioso de poder encontrarlos y ver nuevamente a su hermano. El segundo fue Louis, luego de cerrar bien la puerta y prepararse mentalmente para buscar sin descanso a su hermana.
Luego de unas horas, los dos llegaron a un pequeño pueblo Muggle.
Mientras tanto Fred corría de un perro que lo venía persiguiendo por robarse un poco de carne. ─ ¡Aaah! ─ soltó un gritó cuando el perro casi muerde su pierna. ─ ¡Perro tonto, déjame!─ ¡Vuelve aquí, ladrón!
Fred corrió aún más rápido, agradeció no haber traído el bolso. ─ ¡Búscame si puedes! ─ rió mientras veía como el viejo se detenía y descansaba de tanto correr. Ya se había liberado de aquel señor pero aún le quedaba aquel molesto perro.
Tuvo que meterse en una multitud de personas que rodeaba a un señor haciendo un pequeño show de marionetas para poder librarse del animal. Cuando lo logró descanso un poco y miró la bolsa con carne y la otra bolsa con dinero. ─ Ya quiero ver la cara de Leah.
─ Disculpe. ─ oyó la voz de una chica detrás suya, se giró mientras la miraba confundida. La chica parecía ser un poco menor que él, tenía el cabello castaño y se veía algo cansada. ─ Siento molestarlo, pero ¿podría ayudarme?
Fred dudó unos segundos antes de preguntar. ─ ¿Con que?
─ Bueno, me he perdido. ─ contestó mientras se encogía en su lugar. ─ No encuentro a mis padres.
─ ¿A tus padres? ¿Cuántos años tienes? ─ preguntó.
─ Quince. ─ murmuró. ─ ¿Me podría ayudar?
─ Bien, ¿Cómo son tus padres? ¿Donde te has perdido? ─ preguntó en un suspiro de cansancio, en unas horas será el amanecer y debía reencontrarse con Leah.
─ Mi madre es alta de pelo castaño y mí padre es un poco más bajo que ella, él es rubio. ─ comentó mientras intentaba recordar el como estaban vestidos. ─ mí padre llevaba una camiseta marrón y unos pantalones negros. ─ chasqueo su lengua mientras intemtbaa recordar mejor. ─ Mí madre creo que tenía puesto un vestido y un abrigo, no recuerdo sus colores.
Fred asintió. "Tal parece que hoy seré un detective" Pensó infantilmente. ─ Bueno, andando. Dime tu nombre.
─ Mí nombre es Aurora. ─ contestó mientras comenzaba a caminar al lado del pelirrojo. ─ ¿Usted cómo se llama?
─ Fred. ─ contestó. ─ ¿Donde te has perdido?
─ Por aquí fue la última vez que los ví. ─ la adolescente corrió hacía un sector donde habían muchos barriles y cajas de madera. Fred la siguió mientras miraba a su alrededor al tanto de que el señor ni el perro se encuentren allí y lo vieran.
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⩩ 𝐓𝐖𝐎 𝐆𝐇𝐎𝐒𝐓𝐒, fred weasley
Diversos︎ ︎ ︎〚 ︎ ︎ ︎ ︎ ︎ ︎ ︎ ︎ ︎ ︎ ︎ ︎ ︎ ︎ ︎ ︎ ︎ ︎ ︎𝚃𝚆𝙾 𝙶𝙾𝚂𝙷𝚃 ︎ ︎ ︎ ︎ ︎ ︎ ︎ ︎ ︎ ︎ ︎ ︎ ︎ ︎ ︎ ︎ ︎〛 ︎ ︎ ︎ ︎ ︎ ︎ ︎ ︎ ︎ ︎ ︎ ︎ ︎ ︎ ︎︶꒷꒦︶ ꒦꒷꒷꒦ ︶꒷꒦꒷︶ ♯ 𝖽𝗈́𝗇𝖽𝖾 𝗅𝖾𝖺𝗁 𝗒 𝖿𝗋𝖾𝖽 𝗌𝖾 𝖼𝗈𝗇𝗈𝖼𝖾𝗇 𝖽𝖾𝗌𝗉𝗎𝖾́𝗌 𝖽𝖾 𝗅𝖺 𝗆𝗎𝖾𝗋𝗍𝖾