LEAH INTENTÓ CUBRIRSE CON SU PEQUEÑO ABRIGO, el viento era fuerte y algo frío. Estuvieron en silencio al rededor de media hora, buscando respuestas y asimilando lo que acaba de pasar.
Fred suspiró y miró sus manos, no podía creer que estaban vivos, ¿Que dirán sus padres? ¿Su hermano, George? Los quería ver.
Se levantó y caminó hacia la chica, quien seguía con su mirada perdida al horizonte, mientras temblaba ligeramente. ─ Leah... ─ Murmuró el chico, colocando su gran mano en el hombro de la pelinegra. ─ ¿Que vamos a hacer ahora?
─ No sé, Fred. No sé que sucedió ni como, no se si todo esto es real o si solo es un mal sueño. ─ Contestó mientras levantaba la cabeza para mirar al pelirrojo.
─ Puedo asegurarte que no es un sueño. ─ Contestó. ─ Debemos ir a buscar algo... alguna forma de volver a ir a dónde pertenecemos.
─ Pero, ¿Cómo? ─ Fred se quedó en silencio, no sabía la respuesta a eso. Leah comenzó a recorrer con su vista la zona, su rostro pareció iluminarse y se levantó de la colina. ─ ¡Ven! ─ Agarró la mano de Fred y comenzó a caminar a paso apurado y seguro.
─ ¿Que? ¿A dónde vamos, Leah? ¡Leah! ─ Fred trataba de sacarle respuesta alguna a la chica, pero está parecía concentrada en memorizar algo.
─ ¡Allí está! ─ Apuntó a una casa a lo lejos. ─ Esa es la casa de mi madre, nunca la usamos en estas fechas, solo en navidad. ─ Leah comenzó a correr, soltó la mano del pelirrojo y sin esperar alguna respuesta se fué.
─ ¡Espera, Leah! ─ Exclamó Fred comenzado a correr junto a ella, podía sentir la arena picandole la piel a causa de viento fuerte, como se le hacía más difícil correr en un suelo así.
Cuando la chica llegó al lugar, miró por la ventana para corroborar que no haya nadie. Durante el tiempo que estuvo pensando, supuso que si todos sabían que ella estaba muerta, no debían verla.
Buscó con su mirada algo para poder abrir la puerta que estaban cerrada con llave, encontró un plástico entre los yuyos e intentó abrir la cerradura, pero este no cedía.Fred llegó a su lado intentando recuperar el aliento. ─ Por Merlín, Leah. ─ Suspiró. ─ No corras tan rápido.
─ Calla y ayúdame a buscar algo para abrir la puerta. ─ Ordenó la chica, el pelirrojo realizó una sonrisa de costado y comenzó a buscar algo, pero al no encontrar nada una mejor idea se le ocurrió.
─ Leah, necesito que te apartes un poco. ─ Pidió. La recién nombrada lo miró confundida pero aún así se apartó.
Fred se colocó en frente de la puerta y dió unos pasos hacía atrás, tomó carrera y con su pierna derecha, pateó cera del picaporte de la puerta, logrando que por el impacto y el golpe, la cerradura se rompa abriendo por completo la puerta.
Leah juró no ver nada más atractivo antes.
Fred sonrió orgulloso y miró a la chica. ─ Listo. ─ Leah le sonrió de vuelta y entró rápidamente a la cabaña, encontrándose con algo de polvo. ─ ¿Tienes algo para prender fuego? Muero de frío. ─ Preguntó Fred mientras entraba a la casa y cerraba la puerta, trabandola con una silla ya que está se abría sola.
─ Creo que si, deja de que reviso. ─ Contestó Leah, pasando la mirada por la sala, encontró un par de troncos y unos cerrillos. ─ Aquí hay algo. ─ Comentó.
Fred la ayudó a prender la leña, pero fue imposible ya que está estaba algo húmeda. ─ ¿Tienes algún pergamino o algo que pueda prenderse fácil?
─ No lo sé, recién entró en esta casa después de dos años sin venir. ─ Bufó claramente estresada la chica. Tenía demasiado frío y aún no podía entender casi nada.
─ Iré a buscar algo. ─ Habló Fred, le sonrió y se levantó, perdiéndose entre los pasillos de la cabaña.
Leah suspiró y se sentó en el suelo, al lado de la chimenea. ¿Que iban a hacer? No podían quedarse para siempre ahí y no podían ocultarse. ¿Que dirán si los ven? No podían hacerlo, iban a alterar muchas cosas y causar muchos problemas.
Quería estar de vuelta con su abuela y con Cedric, ¿Los estará buscando? ¿O el también se habrá perdido como ellos?
─ Encontré esto. ─ Dijo Fred llegando a la sala con papeles. ─ Creo que pueden funcionar.
Leah asintió y prendió una cerilla, la colocó encima del papel que antes Fred había puesto en la chimenea y este prendió. Siguieron metiendo papeles para que el fuego sea más grande y la madera pueda prenderse.
─ Creí que iba a morir de frío. ─ Bromeó Fred sentandose al lado de Leah, junto al fuego.
─ ¿Que haremos ahora?
─ Pensaremos en como volver, pero lo pensaremos juntos. ─ Dijo Fred, Leah lo miró y sintió su estómago rugir. ─ ¿Tienes hambre?
─ Algo, si. ─ Contestó apenada la chica.
─ Ya te pareces a Ron. ─ Bromeó y Leah lo miró confundida. ─ Olvídalo, ¿Cómo conseguiremos comida?
─ Bueno, podríamos ir a alguna tienda...
─ ¿Y que nos vean? ─ Preguntó algo abrumado el pelirrojo. ─ ¿Sabes lo que puede ocurrir si eso pasa?
Leah asintió. ─ ¿Estamos cerca de Devon? ─ Preguntó Fred.
─ Si, estamos en Devon. ─ Contestó dudosa la chica. ─ ¿Por qué?
─ Se que suena estúpido, pero tal vez podemos ir a la madriguera y robar algo de comida de mi madre. ─ Dijo Fred mirándola, Leah lo pensó un poco.
Se iban a arriesgar a qué alguien los vea, además de que no podían robarle comida a Molly, ella se cansaba haciéndola y ellos simplemente iban y se la robaban.
Pero también pensó que no podían simplemente ir a una tienda, no tenían dinero ni tampoco alguna tienda quedaba cerca de donde estaban. ─ No nos verán, seguramente estén ocupados en otra cosa.─ ¿Y si nos ven? ─ Preguntó algo asustada.
─ Tengo un gemelo, mi madre siempre nos confunde, si ella nos ve puedo hacerme pasar por él. ─ Respondió.
─ Fred, no es tan sencillo.
─ ¿Esperas a morir de hambre? ─ Preguntó levantándose, Leah lo miró pero no emitió respuesta alguna.─ ¿Esperas hasta mañana? Está anocheciendo y no creo que sea buena salir ahora.
Leah solamente asintió, se levantó también colocándose aún lado del chico. El fuego había ambientado el lugar, ahora este tenía un calor agradable.
─ Tengo algunas mantas para que duermas en la habitación mía. ─ Comentó Leah, mirando fijamente al chico, Fred le devolvió la mirada.
─ Gracias. ─ Murmuró el chico sonriendo. ─ Lo siento por esto, ¿Si?
─ ¿De que hablas? ─ Preguntó confundida la chica.
Fred se acercó un poco más. ─ Por todo esto, por hacerte pasar un mal tiempo, en este momento deberíamos estar con los Potter o con Diggory, pero aquí estamos muriendo de hambre y asustados. Debí irme cuando me lo pediste.
─ Descuida. ─ Leah tragó saliva, algo nerviosa por la cercanía del muchacho. ─ No es algo que les pase a todos, ¿Seremos afortunados?
Fred sonrió. ─ Si, creo que sí.
Leah rió suavemente pero dejo de hacerlo cuando sintió los brazos del pelirrojo al rededor de ella. La estaba abrazando.
Leah le devolvió el abrazo, pasando sus brazos por la cintura del chico. La cabeza de la chica descanso en el pecho del alto, podía sentir los latidos del corazón del muchacho.
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⩩ 𝐓𝐖𝐎 𝐆𝐇𝐎𝐒𝐓𝐒, fred weasley
De Todo︎ ︎ ︎〚 ︎ ︎ ︎ ︎ ︎ ︎ ︎ ︎ ︎ ︎ ︎ ︎ ︎ ︎ ︎ ︎ ︎ ︎ ︎𝚃𝚆𝙾 𝙶𝙾𝚂𝙷𝚃 ︎ ︎ ︎ ︎ ︎ ︎ ︎ ︎ ︎ ︎ ︎ ︎ ︎ ︎ ︎ ︎ ︎〛 ︎ ︎ ︎ ︎ ︎ ︎ ︎ ︎ ︎ ︎ ︎ ︎ ︎ ︎ ︎︶꒷꒦︶ ꒦꒷꒷꒦ ︶꒷꒦꒷︶ ♯ 𝖽𝗈́𝗇𝖽𝖾 𝗅𝖾𝖺𝗁 𝗒 𝖿𝗋𝖾𝖽 𝗌𝖾 𝖼𝗈𝗇𝗈𝖼𝖾𝗇 𝖽𝖾𝗌𝗉𝗎𝖾́𝗌 𝖽𝖾 𝗅𝖺 𝗆𝗎𝖾𝗋𝗍𝖾