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-¡Draco, espera!-gritaban ellos intentando llegar hasta el rubio, que corría por los pasillos para salir cuanto antes de la dichosa mansión.

-Joder-maldijo Harry al notar que no les estaba haciendo caso.

Hermione le dio un golpecito en el hombro para llamar su atención.

-Tranquilo, es normal que esté alterado, mira la que ha liado en un momento.

-No lo entiendo, ¿por qué habrá hecho eso? tendría que haber sido más amable, o menos agresivo-gimió desesperado el moreno.

-Harry...no has pensado que a lo mejor Draco ya... ya no quiere seguir con esto.

El de ojos verdes notó como su estómago daba un brinco dentro de él, no podía ser eso, Draco quería volver al mundo de la magia, quería volver con ellos, con él.

-Imposible-sentenció-No digas tonterías.

La morena solo se mordió el labio y suspiró mientras salían de la mansión. En frente, Draco estaba sentado con la cabeza entre las rodillas, sin moverse si quiera un milímetro.

-Draco-murmuró Harry al llegar junto a él, arrodillándose y acariciándole la espalda-¿Estás bien?

-Claro, solo acabo de destrozar todas nuestras esperanzas, acabo de tirar todo el esfuerzo de llegar hasta aquí, y acabo de hacer que Will se haya quedado vegetal para nada.

Hermione tragó saliva nerviosa, hacía días que lo pensaba, pero en aquel momento y mucho más que nunca, Draco no parecía el mismo. Tenía unas ojeras enormes, los huesos en su cara empezaban a marcarse y parecía vacío, como si fuera un robot y solo hablase por hablar.

-¡Chicos!-gritó Jia cerca de ellos sin haber oído nada de su conversación-¿Lo habéis conseguido?

-No-sentenció Draco sin decir nada más, poniéndose de pie y caminando hacia la posada.

Los dos pelirrojos se quedaron confundidos y miraron a sus amigos, que solo negaron con la cabeza y suspiraron.

-Joder-gimió Jia-¿Y ahora qué? Si Agnes no quiere ayudar, olvidaos de Locasta.

-¿Qué ha pasado?-preguntó Ron alterado y exasperado.

-Draco ha explotado y Agnes se ha enfadado, mucho-respondió Hermione masajeándose las sienes mientras cerraba los ojos por el estrés-Ah, y Draco ha dicho que está harto, que lo dejamos y que prefiere dejarse matar y acabar con todo esto.

Ron se quedó completamente hierático durante unos segundos, pero enseguida apareció un tic en su párpado derecho, marca de todas las emociones contenidas que amenazaban con explotar también. Jia, por el contrario, se mordía el labio inferior y respiraba erráticamente, probablemente intentando no ceder a la furia y dolor que la invadían en aquel momento. Draco era una de las personas más importantes para ella, y sabía que todo esto le afectaba enormemente, pero escuchar aquello le dolió demasiado. 

Quería ir y abrazarlo, pero sabía que él quería estar solo. Cuando salía corriendo de aquella forma, era mejor respetar su espacio y no agobiarle, al menos durante una hora.

Así, y de nuevo en un silencio que solo era roto por los constantes suspiros del grupo, empezaron a caminar hacia la posada, completamente abatidos y agotados.

Pero, cómo no, la suerte hoy tampoco estaba con ellos. Primero vieron a Draco, que observaba algo sin hacer el mínimo movimiento. Luego, según se fueron acercando, el olor a humo inundó las fosas nasales de todo, alarmándoles. Y finalmente, cuando se habían puesto al lado de Draco e intentaban encontrar la fuente del humo, siguieron la mirada gris de este y la encontraron; el humo salía de la ventana de la habitación en la que se estaban alojando.

Monachopsis // HarcoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora