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-No tiene sentido-dijo Jia-todos los vimos. Mataron a un chaval, no entiendo por qué no hay nada sobre ello en las redes.

-A lo mejor es un shock post traumático, o puede que la gente siga pensando que era un show.

-No-dijo Draco-Jia tiene razón, era muy real. Todos lo sabíamos, estábamos aterrorizados, no es algo que se olvide rápidamente.

-Se nos escapa algo, tuvo que pasar algo más.

-A ver, luego aparecieron los otros.

Jia y Maxon se miraron de reojo y centraron su vista en Draco.

-¿Otros?, ¿Qué otros?

-Los otros, llegaron a través del agujero en la pared.

-No, solo estaban los encapuchados vestidos de negro, no había más.

-No me toméis el pelo tíos, esto es serio.

-No, no nos lo tomes tú a nosotros. Estábamos ahí, solo estaban ellos.

En ese momento el rubio decidió que quizá era mejor idea guardarse eso para él. Se acordaba de Potter, y definitivamente no había sido una imaginación suya.

-Sí, tenéis razón, será por el golpe

Los dos asintieron y siguieron especulando sobre que podía ser lo que impedía al resto recordar a aquellos terroríficos atacantes, pero Draco desconectó y siguió pensando en los otros, con sus chaquetas llenas de medallas y su mirada salvaje.

***

No podía parar de pensar en ellos. Por las noches tenía pesadillas en las que aquella mujer de pelo rojo le miraba como un león miraría a una gacela. Soñaba que le agarraban y le ponían una capucha negra, le daban un palo de aquellos, o como el chico moreno lo había llamado, una varita, y le miraban esperando algo.

Estaba rodeado, en una mansión en ruinas que también le resultaba familiar, por muchos encapuchados. Sus largas túnicas negras volaban con el viento, y las sonrisas desquiciadas iluminaban todos sus rostros.

-No, no lo haré, este no soy yo-decía el rubio, nervioso y aterrorizado

-Oh, claro que lo harás, nos lo debes, maldita serpiente traidora.

Se despertó sudando, eran casi las tres de la mañana. Intentó volver a dormir, pero notaba como unas manos le agarraban los pies, escuchaba el ruido de algo arrastrándose por el suelo, algo grande.

Oía risas y llantos, escuchaba gritos y huesos rompiéndose, veía rayos de todos los colores volar en todas las direcciones, hasta que de repente todo paró y solo quedó la imagen de una mujer llorando. Tenía el pelo negro, algunos de sus mechones blancos, y estaba arrodillada frente a una cama. Lloraba desconsoladamente, sus ojos estaban hinchados y rojos, sus labios escareados y llenos de heridas, pero lo peor sin duda eran sus pies, atados con pesados grilletes que le dejaban marcas y heridas en sus delicados tobillos.

No estaba dormido, pero aún así el rubio no paraba de ver esas escenas en su mente, de sentir todas esas desagradables sensaciones, a pesar de saber que estaba en la tranquila oscuridad de su habitación.

-No llores-susurró-estarás bien, para de llorar por favor.

No sabía quién era ella, pero verla así le retorcía el corazón.

***

-Dios, tienes una cara horrible-escupió la pelirroja nada más verle el día siguiente.

El rubio tenía ojeras, el pelo revuelto y una expresión de agotamiento. Se sentía horrible, todo lo que había visto y odio anoche le había destrozado.

-No he dormido bien

-¿Y eso? ¿Pesadillas?-preguntó Maxon mientras masticaba una tostada

-No, es que roncas como un cerdo

El moreno levantó una ceja y miró al chico, que estaba ocupado pelando un plátano, o al menos intentándolo.

-Oye, sabes que nos puedes contar cualquier cosa, ¿No?

El rubio asintió sin hacer mucho caso, todavía enzarzado en una batalla con la maldita piel del plátano.

-Sí tienes pesadillas es normal, osea todos las tenemos, no pasa nada-continuó la pelirroja

-Ajá

Los dos se miraron preocupados mientras Draco conseguía pelar la dichosa fruta.

-Hola guapos y Parks-dijo un sonriente Will mientras se sentaba al lado del rubio-me encanta tu conjunto pelirroja

La chica sonrió y enseñó orgullosa su vestido verde fosforito con estampado de sandía.

-Mola eh, me gusta que sea tan discreto

Maxon negó y miró a Draco, que todavía seguía inmerso en su desayuno.

-¿Qué quieres ahora Shelby?

-Siempre tan encantador, cuidado no sonrías, a lo mejor te da un infarto

-Menudo imbécil, vete a grabar alguna canción comercial y déjanos en paz

-No estoy aquí por ti, y nada me haría más feliz que alejarme para no tener que verte la cara, pero quiero hablar con mi amigo Draco, que por si no te queda claro, no es de vuestra propiedad

Maxon casi se levantó y tiró encima de él, pero Jia le agarró e hizo sentar de nuevo.

Ahora los tres ojos estaban posados en Draco, pero él no levantaba la mirada.

-Oye Dracs-dijo el de rizos-¿Te apetece venir al estudio? He encontrado unos vinilos de My Chemical romance que creo que te encantarán

Draco simplemente negó con la cabeza y siguió comiendo. Will miró a Jia, que solo se encogió de hombros.

-Bueno, si cambias de idea, estaré ahí.

Dicho esto, el moreno se fue mirando de vez en cuando para atrás por si el rubio cambiaba de parecer, pero no fue así.

-Oye

-Tengo que ir al súper mercado-dijo de repente el chico levantándose de golpe

-Genial, vamos contigo

-No, me apetece ir solo

Jia asintió y volvió a sentarse junto a Maxon, que parecía realmente preocupado.

-Te esperamos en la habitación ¿vale?

El rubio no respondió

Monachopsis // HarcoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora