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-Bajad las varitas ahora mismo y al suelo-dijo el moreno de gafas y pelo rebelde

-¿O si no qué?-contestó el encapuchado que había matado al chico-somos más y no nos dais miedo

El resto de su grupo se rio y apuntó con las "varitas" al otro.

El de gafas negó suspirando, y antes de que Draco pudiese reaccionar, toda la sala se llenó de rayos de luces y de gritos. Algunos encapuchados cayeron al suelo retorciéndose de dolor, otros consiguieron batir a los recién llegados.

Los que minutos antes habían estado bailando en la discoteca aprovecharon para salir corriendo por el agujero en la pared, pero el rubio no podía reaccionar.

Volvía a estar paralizado observando a aquel chico de gafas, que esquivaba rayos y los devolvía con una expresión salvaje.

-¡DRACO, VÁMONOS DE AQUÍ, YA!-gritó Maxon mientras le zarandeaba

-Pero-

-¡NO HAY PEROS!-devolvió Jia

Entre ambos agarraron al rubio y prácticamente lo arrastraron hacia la salida, pero una piedra caída del techo les cortó el camino

-Con que ahí estabas maldito traidor-dijo una mujer acercándose a ellos.

Su capucha se había caído, revelando una mata de pelo del color del fuego y su sonrisa enfermiza. Los ojos le brillaban como si tuviera al mismísimo sol dentro.

-No te escaparás, ni siquiera estos aurores podrán impedir que consigamos nuestra venganza.

-No se de qué estás hablando-dijo Draco sin saber muy bien de dónde había sacado la valentía para hablar

-Pronto recordarás pequeño, el dolor es un método infalible contra la memoria perdida.

Empezó a reírse de su propia frase, lo que el rubio aprovechó para empujar a sus amigos hacia la otra salida

-Me quiere a mí, corred

Jia prácticamente saltó hacia él, pero Maxon la agarró y se la llevó. El moreno echó una última mirada a su amigo, pero siguió corriendo.

-Vaya, mira cómo has cambiado, ya ni siquiera pareces un slytherin. Si tu padre te viera

Draco apretó los puños y miró fijamente a la mujer. No sabía quién era, no entendía qué quería, ni siquiera sabía quién narices era su puto padre.

-Bueno, un cruciatus no te matará, supongo que lo puedo hacer-dijo ella mientras le apuntaba con la varita.

El rubio cerró los ojos esperando el golpe, pero este nunca llegó. Al abrirlos, se sorprendió al ver al joven de gafas mirarlo fijamente ante el inmóvil cuerpo de la mujer.

-¿Potter?

El moreno abrió los ojos sorprendido y boqueó un par de veces.

-¿Sabes quién soy?

De repente su cabeza empezó a doler, así que se llevó las manos a ella y apretó. La visión del rubio se nubló, hasta volverse completamente negra. Se había desmayado.

***

-¿Crees que está bien?

-No lo sé, eso ha sido muy fuerte

-¿Acaso acabas de describir nuestra experiencia cercana a la muerte como "muy fuerte"?

-Mi cuerpo sigue en shock, probablemente cuando acabe empezaré a llorar y a retorcerme en la cama de miedo

Monachopsis // HarcoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora