Vegas Lights

Epílogo

TERMINAL  A

Hora | Destino | Vuelo | Puerta
11:50 | LAS VEGAS | 462 | S35

El billete de avión en sus manos estaba empapado de sudor, y se atrevería a decir que a esas alturas también estaba arrugado, porque Harry lo había estado estrangulando en su puño desde que lo sacó de su maleta de mano.

—Ay, Harry —su madre lloriqueó, presionando en su sien el enésimo beso que le había dado esa mañana—. ¿Estás nervioso?

Ay, mamá, pensó, presionando su cuerpo contra el de su madre cuando ella le atrapó en un abrazo.

—No debería estarlo —la vocecita alegre de su hermana interrumpió el momento—, no es algo que no haya hecho antes.

Con su mentón descansando en el hueco de su cuello, Harry miró a Gemma por encima del hombro de su madre.

—Es diferente.

—Cierto —Gemma jugueteó con la cremallera de su maleta—. Esta es la primera vez que te casas sobrio.

Los ojos de Harry rodaron, abandonando el abrazo de su madre.

—Bueno, eso es algo que aún está por ver. Las Vegas es una ciudad muy traicionera, y yo estoy lo suficientemente nervioso como para necesitar una copa.

—Mientras esa copa no te lleve a repetir la historia con algún otro desconocido...

—Ni de broma. La historia se acaba aquí. Nunca va a haber otro Louis.

Su hermana esbozó una sonrisa hacia la carita enamorada que se le ponía cada vez que dice su nombre. Harry lo sabía, se había visto a sí mismo estando enamorado, había escuchado el tono de su voz al hablar de él. Lo mucho que lo quería era evidente para todos.

Cuánto le echaba de menos, Dios.

Llevaba una semana sin verle. El Harry del pasado se hubiera reído de esto—aún recordaba lo largas que se le hacían esas dos semanas que pasaban separados antes de tomar la decisión de mudarse juntos—, pero el Harry del presente ya estaba más que acostumbrado a verle la cara cada día, y ahora una simple semana sin él se le hacía eterna.

Pero Louis no solo decidió tomar el avión a Las Vegas una semana antes de la boda para respetar la tradición de mantenerse alejados hasta el altar, sino para aprovechar el viaje y pasar tiempo con su familia y sus amigos.

No podía culparle; cuando aún vivían en Las Vegas, Harry también aprovechaba cualquier excusa para volver a San Francisco y visitar a su gente.

Así que no, no habían tenido demasiadas oportunidades de hablar últimamente. Louis había estado bastante ocupado poniéndose al día con sus amigos, celebrando una despedida de soltero en cierto casino, y conociendo en persona a Annie, la hija recién nacida de Luke y Cynthia. Harry, por el momento, solo la había visto en fotos; era una bolita preciosa y diminuta que siempre lleva lacitos de colores en el pelo.

Se podía decir que a la gente que dejaron en Las Vegas no le había ido del todo mal.

Por otro lado estaba la gente de San Francisco. Niall ahora tenía novia—incluso cuando todos creían que no necesitaba nada en la vida además de un palo de golf—, así que Harry, aunque solo había tenido el placer de charlar con Emily un par de veces, no dudó en invitarles a ambos a la boda.