Capítulo 24

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Louis siempre fue muy consciente de la gran cantidad de errores que a lo largo de su vida cometió respecto a Harry. Como casarse con él cuando apenas sabía su nombre, enamorarse de él cuando estaba a punto de casarse de nuevo, e incluso divorciarse de él aún cuando lo que realmente quería era quedarse a su lado para siempre.

Pero sin duda alguna, ninguno de esos errores superaba al de haber creído que trabajar juntos iba a ser una buena idea.

A través de los años Louis había aprendido muchas cosas sobre Harry que antes no sabía. La más significativa; que era jodidamente ambicioso y competitivo, y que si bien a veces podía ser una cualidad que le hacía ser eficiente, dedicado, y perfeccionista en su trabajo, otras veces podía considerarse un defecto.

Y para Louis, una persona que no tenía ni la mitad de la vocación que Harry sentía por ese mismo trabajo, era un defecto horrible.

Así que, en pocas palabras, la faceta creativa de Harry estaba constantemente frustrada con Louis, y la faceta cuadriculada de Louis estaba hasta los huevos de Harry.

—No te gusta —los brazos de Harry estaban cruzados esta vez; su ceño fruncido estaba clavado en los ojos hastiados de Louis, que a su misma vez observaban desinteresado el boceto expuesto sobre la mesita de café frente a él.

—No he dicho que no me guste —simplificó Louis, removiendo con tranquilidad y una cuchara el café de la taza en sus manos—. He dicho que es todo lo contrario a lo que he pedido.

Cuando le dio por alzar la vista y cruzar una mirada con Harry, lo primero que vio fue como Harry la apartaba al instante para morder el interior de sus mejillas e inspirar con lentitud.

—Louis —con el simple tono con el que Harry pronunció su nombre, Louis ya sabía que había venido a discutir, y no pudo evitar rodar los ojos, cruzando sus piernas sobre el sofá y dando un sorbo a su café mientras se preparaba para escuchar como intentaba convencerle en vano—. Los colores pastel y el toque de irrealidad concuerdan perfectamente con el diseño del producto, y que la empresa tenga en mente un diseño diferente no quiere decir que no puedan cambiar de opinión si-

—No —sentenció Louis, rotundo, cruzando una mirada seria con Harry por si acaso le quedaba alguna duda de que su respuesta no iba a cambiar por mucho que insistiese.

—¿Puedes escucharme?

—No —repitió, enfatizando lentamente su negativa de tal manera que la sangre de Harry hirvió al momento, y Louis lo sabía porque cada vez que conseguía hacer que su sangre hirviera, Harry tiraba frustrado de la raíz de su pelo.

—¿Qué te cuesta entregar mi maldita propuesta? A lo mejor la ven y-

No —su voz alzándose hizo que la mirada de Harry se clavara en el techo, perdiendo por completo la paciencia—. La empresa ha pedido lo que ha pedido y yo tengo que ceñirme a sus condiciones, Harry. Y tú tienes que ceñirte conmigo —Harry hizo el amago de protestar de nuevo, pero Louis ignoró sus intenciones y continuó hablando con seriedad—. Y si no vas a aportar nada que vaya a servirme, entonces pídele a mi superior que te cambie de grupo creativo. Pero deja de molestarme, por el amor de Dios.

La mandíbula de Harry se afiló al tensarla. Tan pronto como Louis terminó de hablar, Harry se inclinó sobre la mesa para recoger su boceto y dio media vuelta sobre sí mismo, marchándose del salón y encerrándose en la habitación del piso de arriba con un portazo que Louis pudo escuchar desde abajo.

Entonces resopló.

Discutían demasiado, y la culpa siempre la tenía el trabajo.

Así que, después de más de dos malditos años soportando escenitas como aquella, compartiendo horarios que se hacían eternos, proyectos  en donde sus ideas chocaban continuamente y reuniones en las que nunca estaban de acuerdo, Louis podía decir con toda seguridad que aquello ya no estaba funcionando.

Vegas LightsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora