3. En la boca del lobo

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Hola Mi Gente Linda!!! ¿Cómo los trata la vida?

Hoy les traigo un nuevo capitulo de esta historia, espero lo disfruten :D porque se viene lo bueno :D

A LEER!!!

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Colombia estaba tan sorprendido, que apenas y noto cuando Noruega lo saco de la discoteca y lo obligaba a caminar rápido, jalando la pesada cadena mientras recorrían un elegante pasillo, uno que el moreno no había visto al llegar.

Se sentía perdió, más impresionado en esa fuerte presencia que rodeaba al nórdico de ojos verdes que en lo que lo rodeaba. De nuevo, Colombia solo pudo reaccionar cuando el timbre del ascensor le indicó que aquella jaula de metal estaba en movimiento.

- ¡Ey Noruega! –Llamo asustado, queriendo deshacer el amarre que apresaba sus manos, pero era inútil, por más que jalaba, ni la cadena ni las esposas cedían, aumentando sus nervios.

-Parce, suélteme-Pidió de nuevo el rubio, alzando la voz- ¿Me estas escuchando Noruega? ¡Suéltame idiota!

Pero esos no eran los gritos que el país quería escuchar, por lo que, cansado de la actitud del rubio, giro sobre sus talones y acorralo al indefenso latino contra una de las paredes del ascensor, aprovechando para detener el mismo y de paso, dejar que una de sus manos apresara las mejillas contrarias, callando cualquier queja.

-Sabes, nunca me había tocado una mascota tan ruidosa.

- ¿De que estas hablando? –Pregunto confundido el rubio, mientras su corazón se aceleraba por la cercanía de Noruega con su cuerpo.

-De ti –Respondió el nórdico- Cualquiera que tenga puesto un collar se denomina mascota.

-Yo no soy ninguna mascota –Dijo Colombia asustado, tratando de quitarse de encima a su acompañante –Yo solo me puse estaba chimbada para no pagar la entrada.

-Si claro precioso...ahora me vas a decir que nunca quisiste venir a una fiesta de Sado –Dijo con burla el castaño, todos los países y humanos que estaban allí esa noche sabían a lo que venían, era imposible que el pequeño latino fuera la excepción, más si había estado compartiendo mesa con Alemania y Austria.

- ¡¿UNA FIESTA SADO?! –Claro que la reacción del moreno confirmo los pensamientos del noruego, que no pudo evitar reírse, definitivamente, esta no era la noche del colombiano- ¡NO, ¡NO, NO! ¡Yo no quiero nada de eso, si quiero contigo, ¡Pero no así!

-Lo siento precioso, pero eso no va a ser posible –Noruega hablo grueso, mientras juntaba más su cuerpo al del latino, apresándolo por completo contra la pared de metal y su mano apretaba el delgado cuello, dejando sin aliento a Colombia y de paso, callando sus reproches.

-Pero no te preocupes, me encanta adiestrar a los nuevos.

Dijo sensual y antes de que el rubio pudiera hacer algo, el castaño junto sus labios en un beso, uno demandante, un roce brusco que apenas y podía seguir y que hizo temblar a Colombia, Noruega seguía apretando su garganta, por lo que el aire era escaso. Se sentía mareado, su cuerpo temblaba con fuerza, calentando su piel mientras sus manos se agarraban con desespero a la camisa del otro, no era capaz de seguir ese movimiento delirante de labios que dejaba su boca húmeda y sus mejillas rojas.

-Camina- Ordeno el castaño cuando el ascensor se detuvo, obligando de nuevo a Colombia a seguir el paso, el idiota tenia piernas largas, por lo que tenía que correr si no quería que el collar le cortara la respiración.

Mientras sean tus ManosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora