7.Café con Chocolate (Segunda parte)

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Viernes! viernes! viernes!!

jejeje hola de nuevo mi gente, aprovechando que la semana esta acabando, les traigo la continuación de esta historia ejejeje para que disfruten de su día <3 <3 <3

¡¡¡A leer!!!

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Después de recuperar las fuerzas y de dejar a Colombia acostado sobre la gran isla de metal que había en la cocina, Noruega limpio rápido el desorden que habían creado. Fue difícil, sobretodo porque lo único que quería hacer era estar pegado al inocente rubio que lo miraba risueño desde su posición, por suerte pudo acabar pasados unos minutos, el elegante mesón no tenía ni una sola mancha y lo que había sobrado del chocolate se lo guardo en el bolsillo, en la noche solía antojársele ese dulce y sus hermanos se lo tenían prohibido.

-Hey, no te duermas –Regaño divertido el noruego, estaba usando un trapo húmedo para limpiar cualquier rastro de dulce o semen de la hermosa piel de Colombia.

-Es tu culpa- Respondió el rubio mientras estiraba su cuerpo por la elegante mesa, se sentía como una gelatina gigante y milagrosamente, no sentía esas desesperadas ganas de huir como la primera vez.

- ¿Mi culpa?

-Sí, me sobre-estimulaste, no me quedan energías –Aunque quería sonar serio, tenía una boba sonrisa de satisfacción en los labios, dejándose mover como si fuera un muñeco de trapo, Noruega estaba poniéndole la ropa interior.

-No es mi culpa que no aguantes tres orgasmos –Noruega contesto con una sonrisa, era divertido ver a Colombia tan cómodo, parecía un pequeño gatito buscando mimos, retorciéndose cada que intentaba ponerle la camisa, dificultando su tarea.

Entre risas, ambos terminaron de arreglarse, era un momento cálido, ambos disfrutaban del otro, buscando excusas estúpidas para evitar que sus cuerpos se separaran. Pero el tiempo corría y según recordaba el castaño, habría cambio de guardia pronto y alguno de los vigilantes que cuidaba el recinto podría encontrarlos en su ronda de reconocimiento y se meterían en problemas.

-No quiero caminar –Se quejó Colombia cuando Noruega lo sentó en el borde de la isla, con la clara intención de salir de la cocina.

-Coco-Llamo el castaño, el rubio se había desplomado sobre su cuerpo, pegando su frente en su hombro mientras sus brazos lo envolvían en un suave abrazo –Tenemos que irnos.

-...-

-Está bien, te llevo cargado, pero no te vayas a caer, ni a dormir.

Fue que dijera eso y Colombia reacciono, liberando a Noruega y acomodándose en su gran espalda, disfrutando de las grandes manos que agarraban sus muslos, mientras escondía la cara en la espalda del mismo. Aunque lo intento, fue difícil no dormirse, el suave caminar del nórdico lo arrullaba, era como estar en el mar, flotando en las cristalinas aguas dejando que la corriente lo arrastrara.

Por suerte para el castaño, no le tomo mucho llegar al apartamento del rubio, sabia gracias a su hermano Finlandia, donde vivía Colombia, pues al estar enamorado de México, Fin se las arregló para qué ese moreno no viviera con alguno de sus pretendientes, dejándole el camino libre. Con algo de dificultad se subió el ascensor, hace mucho Noruega sabía que el pías rey del café estaba dormido, sintiendo su suave respiración traspasar su camisa, enterneciéndolo, pero obligando a tener extremo cuidado, lo último que quería era que el pobre se le cayera de los brazos.

- ¡Hasta que al fin llegas chingada madre! –Regaño México mientras abría la puerta, llevaba toda la tarde esperando a su querido hermano, por lo que apenas escucho el timbre del apartamento, corrió directo a la puerta –¿Dónde carajos estabas metido?

Mientras sean tus ManosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora