ØYEBLIKK

739 37 54
                                    

Hola mi gente linda (ノ◕ヮ◕)ノ*.✧

 ¿Cómo están? ajajajja ¿Listos para una nueva semana?

Se supone que esta historia ya esta culminada, pero mi cerebro me odia y lleva días molestándome con esta escena que no vio la luz pero que es canon en nuestro universo de "Mientras sean tus manos" ajajaja asi que después de mucho esfuerzo aquí les traigo este momento ¡¡Espero lo Disfruten!!

Momento situado entre el capítulo 7mo y principios del 8vo, si reconocen la escena, coméntenlo ejejje

A leer

-----------------------------------

Si Colombia pudiera usar una palabra para describir lo que sentía en ese momento, seria "saciado", si, se sentía completamente lleno, lleno de un placer peligroso que inundaba sus venas y hacia que sus piernas temblaran como gelatina. Estaba en el club de sado, amarrado como un cerdo que iba directo al matadero por bellas y elegantes cuerdas rojas que abrían sus piernas y apretaban su trasero, mientras una mordaza de goma con forma de manzana contenía sus gemidos y saliva, su piel dorada bañada en sudor era una obra de arte, una que deleitaba a cierto vikingo de ojos verdes, que disfrutaba de ese cuerpo del pecado, besando su nuca, mientras dejaba caer cera caliente en la delgada espalda.

Noruega lo había convencido de probar tan bizarra práctica, y aunque al principio se negó, en ese momento, lo disfrutaba de sobre manera. Era una locura, Colombia sentía que se desmayaría en cualquier momento, su cuerpo caliente deseaba con fuerza el orgasmo, corrientes tibias recorrían su cuerpo y se acumulaban en su vientre esperando salir, pero el castaño era cruel y aunque lo tenía bien abierto y chorreante, se negaba a entrar por completo, jugando en su entrada, Noruega solo metía la puta de su miembro y un poco más, para después sacarlo lentamente y volver a empezar, haciendo que el pobre rubio sufriera.

- ¿Qué pasa precioso? -Pregunto Noruega con gracia, mientras seguía su perverso juego de penetrarlo a medias- Vamos dilo, quiero oírte suplicar

-¡¡Jum...hummm...ahmmmm!!

Tal como se lo imagino, sus suplicas fueron calladas por la mordaza, haciendo reír a Noruega, era tan hermoso su pequeño rubio, con ese temblor en su cuerpo y con las mejillas rojas y húmedas.

No lo iba soportar más tiempo, Noruega era cruel, muy cruel a ojos del cafetero, deseaba sentirlo, pero por más que gemía o trataba de moverse desde esa incomoda y placentera suspensión, era inútil. Siempre era así, Noruega prometía no lastimarlo y al final lo torturaba por horas antes de darle lo que deseaba. Colombia deseaba venganza, bueno, no venganza como tal, tampoco quería lastimar a su vikingo, simplemente dejarlo a medias, cobrarle todas las veces que le hacia lo mismo. Lo hizo sin pensar, la idea cruzo su mente y su cuerpo la ejecuto sola, de paso, también le diría la verdad acerca de aquella promesa que Noruega le había hecho algún tiempo atrás.

Fue un movimiento sencillo, aunque tenía los brazos atados a la espalda, sus muñecas y dedos tenían total movimiento, así que le fue muy fácil trazar una pequeña cruz sobre su antebrazo izquierdo. La verdad, más se demoró el rubio en dibujar aquella seña en su brazo que Noruega en reaccionar.

Lo hizo rápido, apenas vio esa seña, el castaño detuvo todos sus movimientos desatando a Colombia del techo, dejándolo caer con cuidado sobre la gran cama de sabanas azules, para seguidamente desatar sus piernas y manos y quitarle la mordaza. Fue tan rápida aquella reacción, que la verdad Colombia no había tenido tiempo de procesarlo, quedando boca arriba sobre el colchón, mientras su cuerpo húmedo seguía temblando, desando más.

- ¿Estas bien? –Pregunto el castaño mientras acunaba con cuidado sus mejillas- ¿Te duele algo? ¿Quieres que llame a un médico?

-...-

Mientras sean tus ManosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora