Decisiones [Love#1] ✔️

❦Capítulo 10❦

CAPÍTULO 10  ✔️

"La otra mitad"

Observé al chico parado a unos metros de distancia y solté un suspiro, definitivamente no iba a pasar a esa casa.

—Buenos días, Jonson.

Una sonrisa apareció en el rostro de Alex y solo me dio un beso en la mejilla, al separarse de mí preguntó:

—¿Vas a pasar?

—¿Hay alguien?

Soltó unas cuantas carcajadas, —No, mi padre se acaba de ir hace unos minutos y mi madre salió hoy por la mañana a la casa de mi madrina.

Tragué saliva cuando vi esa sonrisa junto a esos ojos llenos de brillo.

—Entonces no.

Bajé la cabeza tratando de evitar sus ojos color miel, para ser sincera, no podía responderle o mentirle mirándolo fijamente.

Nunca pude hacerlo.

Sin previo aviso, me sostuvo la muñeca y me adentro en su casa. Cerró la puerta y luego me acorraló sin escapatoria.

Mi amigo se acercó, tan solo quedando a unos centímetros de mí.

Levantó lentamente su mano y vi como su pecho bajaba y subía con desesperación al igual que el mío, acto seguido, con su pulgar acarició mi mentón.

—¿Sabes lo que más me cuesta olvidar en estos momentos? —preguntó, ahora acariciando mi labio inferior.

—No. —me limité a responder soltando un suspiro.

Él sabe perfectamente que mi debilidad es que me toquen los labios, ya sea a través de un beso o como lo está haciendo ahora.

—A vos, Nahir —cerré los ojos y exhalé de vuelta cuando él me agarró de la cintura y me pegó completamente a él, todavía con el pulgar de su otra mano en mis labios. —No puedo olvidarte... No puedo olvidar tus expresiones, tu voz, tu risa y sobre todo, tus gemidos —agregó murmurando a mi oído.

Abrí suavemente los ojos cuando sentí sus manos en mi trasero y lo apretó con puro deseo.

Solté un gemido cuando sentí su entrepierna apoyada en la mía.

—Por favor, no hagas esto, Alex.

—El tono de tu voz y tu rostro me piden otra cosa, ¿Estás segura de lo que decís?

Se separó unos centímetros de mí y lentamente apoyó su mano en mi pollera, justo en mi entrepierna.

Ya estaba perdida.

—Ah —solté un gemido cuando empezó a mover sus dedos sobre la ropa.

—¿Estás segura? —volvió a preguntarme con esa voz llena de lujuria y deseo.