Decisiones [Love#1] ✔️

❦Capítulo 35❦

CAPÍTULO 35 ✔️

"Inseguridades"

Todo había ido de mal en peor, Alex se había comportado como un estúpido.

Siempre cuando estábamos bien tenía que hacer algo para arruinarlo todo.

Este viaje a Las Vegas había sido en vano.

Y ni siquiera quiero imaginar la cantidad dinero que había gastado el chico, porque por más que había sido un premio, todo no cubría el viaje.

Al otro día de lo sucedido en el Casino, estuvimos lo más bien, visitando cada rincón del sitio. Hasta que esa noche mi chico tuvo que arruinarlo todo.

—Hoy en la noche vamos a ir a un restaurante a almorzar —anunció mientras estábamos en la limusina camino al departamento.

Lo miré y le di una simple sonrisa.

—Me parece genial —solté y volví a mirar hacia la ventana.

Puse mi mano en el medio de los dos, con la intención de que me la sostenga y unos pocos segundos después lo hizo.

Al llegar la noche ya me estaba preparando para salir, habíamos descansado una hora para merendar y después seguimos paseando.

Después volvimos al departamento y nos empezamos a arreglar para la supuesta cena.

Digo supuesta, porque para mí nunca lo fue.

No sabía porque, pero desde la noche anterior nada estaba siendo igual. Y aunque él me besaba, no sentía la misma sensación de siempre.

¿Qué nos estaba pasando?

¿Qué me estaba pasando?

Una vez en la mesa, Alex me contaba que para las vacaciones de verano quería volver a Argentina para visitar a su familia y amigos. Me comentaba que quería que lo acompañara y de paso yo visitaba la mía.

Con gusto acepté, por más de que faltaran dos meses para ciertas vacaciones, yo las esperaba con ansías.

De un momento a otro, Alex miró a su reloj pulsera y levantó la vista hacia mí.

—Nahi... Yo, tengo algo que darte —dijo metiendo su mano en el bolsillo de su traje.

Una vez que obtuvo lo deseado, sacó su mano nuevamente.

Tenía una pequeña cajita.

Muy diminuta, diminuta como para guardar un...

Anillo.

¿Un anillo?

¿Qué estaba por hacer?

¡¿Iba a proponerme matrimonio?!

Mi corazón empezó a latir desesperadamente y mi respiración desapareció.

Lo miré a los ojos y él con una sonrisa apoyó la pequeña caja en la mesa.