Una esposa infiel-Jenlisa G!P

Capítulo 11

Me levante y fruncí el ceño al darme
cuenta de que llevaba la misma ropa
del día anterior.Me llevé la mano a la
cabeza.Tenía aún el pelo recogido con
una goma.Me la quité y sacudí la
melena.Tenía un aspecto desastroso y
me sentía muy mal.Ni siquiera me había molestado en quitarme las zapatillas de deporte para dormir.Me senté en la cama y me las quité.En aquel momento,el niño se dió cuenta de mi presencia y dió un gritito de alegría.

Me incliné sobre la cuna.La sonrisa
de mi hijo fue como un bálsamo para mi triste corazón.Por unos instantes,me sumergí en la alegría que suponía disfrutar a mi hijo.Le dí unos golpecitos en el vientre y murmuré las cosas que las madres suelen decirles a sus hijos,y que sólo ellas y sus hijos entienden.

Aquello me pertenecía,me dije.No
importaba que cosas querría arrebatarme o concederme la vida,jamás podría quitarme el
amor de mis hijos."Esto",me dije,"es solo mío".

David estaba empapado.Le quité el
pañal antes de sacarlo de la cuna.David siempre estaba alegre por las mañanas.
No dejó de gorjear y moverse cuando
lo llevé al baño,para limpiarlo y
refrescarlo.

Lo saqué,lo envolví en una toalla
y volví a su habitación para vestirlo.
Normalmente,lo habría llevado a la
cocina para darle el desayuno sin siquiera vestirlo y vestirme yo.Lo hacía cuando los niños se habían ido al colegio y Lisa a trabajar,pero no podía despertar a los mellizos con aquel aspecto.
Me preguntarán por qué tenía una pinta tan desastrosa sin el menor rubor.

Hice acopio de valor y abrí la puerta
de nuestra habitación.Sabía que Lisa sólo estaría medio dormida.Entré sin hacer ruido y miré hacia la cama,sumida en la penumbra del amanecer.

No estaba allí.Oi un ruido en el baño y
Lisa apareció al cabo de un instante.
Llevaba una camisa blanca y pantalones grises.En cuanto me vió,se detuvo bruscamente.

Desde que la conocía,nunca me había
sentido tan vulnerable en su presencia.
Era consciente de mi desamparado aspecto: de mis ojos enrojecidos por el llanto,de la palidez de mi semblante y de mis cabellos enredados.

También estaba alerta ante ella.Observé lo alta que era,la fortaleza de su cuerpo y sus músculos esbeltos.El ancho pecho, las caderas estrechas y las piernas largas y
poderosas.

Tragué saliva y levanté la vista.
Cruzamos una mirada.Tampoco ella tenía buen aspecto.Parecía cansada ,como si no hubiera dormido mucho.Debía haber estado pensando,tratando de encontrar
una solución,la salida a una situación
imposible.Era una de sus virtudes
convertir los fracasos en éxitos, era la
causa principal de su prosperidad.

Absorbí el familiar aroma de su loción y me dí cuenta de que mis sentidos respondían.
La atracción sexual no conocía límites,reconicí amargamente.Incluso en aquellos instantes,sin dejar de odiarla y despreciarla,sabía que era la mujer a la que había amado ciegamente durante muchos años.

Me acerqué a la cama,apoyé la rodilla
en el colchón y dejé a David sobre la
colcha.Entonces,me dí cuenta de que
Lisa no había dormido en aquella cama.

La única evidencia de que la había utilizado era la huella de su cuerpo sobre el edredón de color melocotón.
recordé:
habíamos hecho el amor con mucha
ternura,recordé con un dolor que
recorría todo mi ser.Fuera cual fuese
su relación con otra mujer ,todavía la
deseaba con pasión,con una pasión que no podría sentir por ninguna otra mujer.

¿O tal vez si? ¿que sabía yo de las
mujeres? había concido a Lisa con
diecisiete años.Había sido mi primer
amante,mi única amante.Yo no sabía
nada de las mujeres.

Y,por lo visto,nada de mi esposa.

Ví su rostro reflejado en el espejo que
había sobre la chimenea de mármol y la miré fijamente.Estaba pálida y tenía un ructus de tensión en los labios,pero, por lo demás,mi aspecto era el normal.
Ni sangre ni cicatrices.La misma Jennie Kim de siempre.Veinticuatro años,madre y esposa,por ese orden.Sonreí amargamente.Aquella era una verdad a la que nunca me había atrevido a enfrenarme.