Capítulo 32

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El ascensor me llevó muchos pisos más arriba y me dejó en una planta cuyo suelo estaba cubierto por una gruesa alfombra que amortiguaba el
sonido de mis pasos.Me acerqué a
un par de puertas de color gris mate.
Aminoré el paso,sintiéndome
extraña,débil,el joven golpeó la
puerta con los nudillos,esperó unos
instantes y abrió. Luego se apartó para dejarme pasar.

Me detuve en el umbral y miré
a Lisa con cautela,estaba apoyada
en una gran mesa de despacho,con
los brazos cruzados,los niños estaban
sentados,muy juntos,en un gran sofá
de cuero;se me llenaron los ojos de
lágrimas,dejé a David en el suelo,
tragué saliva y exclamé:

-¡Leo,Ella!

Y me desmayé al instante.

Cuando volví en mí,estaba echada
en el sofá y tenía algo frío y húmedo
sobre la frente.Cuatro rostros con
reconocible parecido entre ellos me
miraban con preocupación ,sonreí
débilmente y recibí cuatro sonrisas
en respuesta.

Lisa estaba de rodillas a mi lado y
agarraba a David con su brazo,con
una mano,agarraba mi mano.Leo y
Ella estaban a su lado,cada uno
apoyado en uno de los hombros de su
madre.Era una imagen dulce y
desee tener papel y lápiz para poder
inmortalizarla.

-¿Cómo estás ?-me preguntó Lisa.

-Mareada-dije,luego miré a mis
hijos mayores-lo siento-dije con un
susurro y recibí dos sollozos como
respuesta.

Aquel sollozo expresaba su
arrepentimiento,sus disculpas,su
amor y su miedo al verme demayada.
Luego,me contaron su aventura
atropelladamente;habían llamado
a un taxi,reunido ahorros para
pagarlo,y habían llegado a la oficina de su madre antes de que ella llegara,con la consiguiente preocupación para todos los empleados.

-Y metiendo el miedo en el cuerpo a
su mamá-dijo Lisa y se quedaron
callados.

Me dirigió una mirada,y desvíe los ojos.

-Lo planearon todo muy bien-añadió-
llamaron a la compañía de taxis a la que tu llamas cuando estoy de viaje.
Dijeron que estabas enferma y que
querías que los llevaran a mi oficina.
Incluso le entregaron al taxista una
de mis tarjetas de visita para que todo
fuera mas creíble.

-Oh Ella-dije,recordando
lo importante que se sentía la niña
cuando le encargaba que llamara a un
taxi para llevarlos al colegio cuando
Lisa no estaba.

La niña agachó la cabeza.

-Yo pensé en usar la tarjeta de mamá -
intervino Leo,compartiendo
valientemente las culpas con su
hermana.

Aunque todos sabíamos que el cerebro de aquella operación había sido la revoltosa de Ella.

-Lo siento-susurró la pequeña,y yo
vi con una punzada en el corazón
como se limpiaba las lágrimas con su
pequeña manita.

El hecho de que no se acercara a su
madre para buscar su reconfortante
abrazo,me decía que antes de mi
llegada,Lisa los había reprendido
severamente por su aventura.

Observé a Lisa,esta pálida
y tenía los labios fruncidos,signo de
una rabia contenida.Sonstenia a David,abrazándolo como si necesitara el calor de su cuerpecito para consolarse de lo que realmente deseaba...abrazar a los mellizos.

Se dió cuenta de que yo la estaba
observando y frunció el ceño.

-Mi secretaria está haciendo café-dijo-
en cuánto venga,le diré que baje con
los niños a la cafetería para que coman algo.Tenemos que hablar.

Una esposa infiel-Jenlisa G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora