Cuando te vas

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Fabián se pasea por las instalaciones de Alquer. En su rostro se puede apreciar un sentimiento de nostalgia.

  —Mi compañía de moda. —Sonríe mientras camina.— Mi vida. Cuanto tiempo he estado en este lugar. Desde que era un niño.

Fabián comienza a recordar cuando de pequeño corría por los pasillos de la compañía alegre y despreocupado. En cierta ocasión llegó corriendo hasta el taller de las máquinas de coser. Unas enormes máquinas industrializadas donde se confeccionan la piezas que serán entregadas a las tiendas de ropa. Estando allí durante uno de los descansos de los empleados, Fabián corría y se escondía debajo de una de las enormes máquinas industriales. Su abuela Samantha lo llamaba mientras lo buscaba:

  —¡Fabián, Fabián!

Fabián sonríe pícaro y alegre mientras sigue escondido.

  —¡Fabián! ¿Otra vez estás jugando con la abuela? —Exclama divertida Samantha.— ¡Fabián! ¿Dónde esas?

De repente las carcajadas del pequeño Fabián le descubren. Mientras su abuela sonriente se acerca al pequeño:

  —¡Te lo estás pasando en grande, eh!

Su abuela extiende sonriente su mano, y el pequeño Fabián agarra la mano de su abuela saliendo de su escondite. Fabián vuelve a la realidad, y sonriendo observa el rincón donde le gustaba esconderse cuando era pequeño.

Sofía entra por la puerta principal de la compañía. Todo está a oscuras, lo que la hace pensar que ya nadie se encuentra en las instalaciones. Había ido hasta la compañía con la esperanza de encontrarse con Fabián. Sofía enciende la luz de la entrada. Se ve muy nerviosa y se toca el pelo constantemente mientras camina a paso apurado por los pasillos. El guardia de seguridad se acerca para ver quién se encuentra en la compañía.

  —¡Señora Sanders! Acabo de sentir la puerta, pero no pensé que sería usted. Ya se fueron todos los empleados.

  —Si, es que yo venía porque necesitaba despejarme. ¿Por casualidad Fabián ha pasado por aquí?

  —Si, estába en la sala de máquinas. Lo vi hace un rato. Me pareció muy raro. Supongo que estará en su despacho.

  —Gracias. —Sonrie Sofía mientras coge el ascensor.

Sofía sube hasta la oficina de Fabián  muy nerviosa, necesita ver a Fabián.

  —Se que no será fácil volver a estar frente a él, pero estoy dispuesta a enfrentar lo que sea. ¡Perdóname Fabián! —Piensa Sofía.— ¡Estaba ciega, perdóname!

Sofía irrumpe en el despacho de Fabián:

  —¡Fabián, yo necesito...! —Pero allí no hay nadie.— ¡Fabián!

Sofía se mete en el despacho, todavía nerviosa se acerca hasta la silla del despacho.

  —¡Fabián! ¿Dónde estas? —Dice llevándose las manos a la boca y agarrando la silla.— ¡Tengo que hablar contigo! ¡Tengo que decirte tantas cosas! ¡Fabián!

Sofía se sienta en la silla del despacho mientras dice:

  —¡Necesito otra oportunidad! ¡Quiero explicarte!

De repente,  Sofía se levanta y sale del despacho llamando a Fabián.

  —¡Fabián, Fabián!

Mientras en la sala de máquinas Fabián comienza a tirar las piezas de ropa ya terminadas que los empleados has estado preparando ese mismo día.

  —Se acabo. Ya no hay compañía de moda. —Dice mientras continúa tirando la ropa.— No hay diseños, ni amor, no hay nada. Todo terminó. ¿Porque no me enseñaste a perder abuela?

Saga Venganza y Amor. Amor convertido en venganza. Volumen 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora