Pagar las consecuencias

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Hay zonas de Miami en las que es mejor no poner el pie. Y si lo haces o una de dos, o estás tan loco como sus habitantes, o buscas algo ilegal. Eso es lo que debería de haber pensado Chloe cuando esa noche se adentro en el barrio de North River Drive. Uno de los más peligrosos de la ciudad. Allí, se da cabida a gánsteres, traficantes de armas y drogas e incluso asesinos. Pero Chloe no entra en razón. Su otra personalidad ha tomado el control de si misma y está dispuesta ha cometer una locura. 

Chloe se acerca a una vieja casa medio abandonada a las afueras de North River Drive. Nada más acercarse un hombre la observa a través de la ventana. Cuanto más se acerca Chloe a la propiedad más nervioso se ve el hombre que la observa, que decide salir cuando ella se acerca a la puerta.

El hombre que se para frente a Chloe es un hombre que nadie querría encontrarse nunca, y menos de noche. Alto y excesivamente delgado su cara está cubierta por una barba desaliñada. Su pelo es largo y está bastante despeinado. Cualquiera que lo mire pensaría que se acaba de levantar. Por su cara hay varias marcas y cicatrices, seguramente de golpes y viejas heridas. Y sus brazos que están descubiertos, están repletos de tatuajes, muchos pertenecientes a grupos de bandas callejeras muy peligrosas.

  —Me temo nena que te has equivocado de barrio. —Dice el hombre tirando el cigarrillo que apoyaba sobre sus labios.— No te conviene andar por esta zona, si no quieres acabar mal. ¡Lárgate!

Chloe en vez de achicarse y salir corriendo, se mantiene quieta y no se deja amedrentar:

  —Busco a Cobra. Y no pienso irme de aquí sin hablar con el.

  —¿Y para que quieres hablar tú con Cobra, eh? 

  —Hace una hora quedé para verme aquí con el. Quiero comprar una pistola.

El hombre la observa durante unos segundos de arriba a abajo respira hondo, y responde:

  —¡Pasa! Pero que quede claro que lo que pase después de que cruces está puerta serás tú responsabilidad.

Chloe no necesita pensarselo, y decidida entra a la casa detrás del hombre. Nada más entrar, dos hombres parados en la puerta la registran en busca de micrófonos o algún tipo de arma. El hombre que la observa espera a que los hombres que la cachean les de su aprobación. Una vez echo, Chloe es llevada a un despacho oscuro y bastante clandestino.

  —Asi que quieres un arma, ¿Eh?

  —Eso no es de su incumbencia. Yo he venido a hablar con Cobra. ¿Donde está?

  —Estas hablando con el. Yo soy Cobra. ¿Has traído el dinero?

  —Si. Dos mil dólares. Lo que habíamos acordado. —Chloe saca de su bolso un sobre con un fajo de billetes.— Cuentelos.

  —Me fiare de ti. —Cobra abre uno de los cajones de la mesa donde está sentado y saca una pistola pequeña y una caja con balas.— Aquí tienes. Una volt de calibre 29 sin numeración.

Saga Venganza y Amor. Amor convertido en venganza. Volumen 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora