La lluvia final

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A unos cuantos kilómetros de distancia, Sofía se encuentra sentada, atada a una de las tuberías de la vieja cabaña. Su barriga de embarazada es más que visible. Mientras Sofía se acaricia el vientre comienza a rezar, es lo único que puede hacer. Lleva tantos meses encerrada en esa cabaña sin ver la luz del sol que ya ha perdido la noción del tiempo. Lo único que tiene claro es que pronto su bebé va a nacer.
Chloe es la única que sale de esa cabaña, y cuando lo hace siempre lleva una peluca con ella, ya que todas las tiendas de la zona están repletas de carteles con su foto y la de Sofía. Cada día marca en un calendario los días que faltan para que dé a luz Sofía, y siempre le dice las mismas palabras:

—Te queda un día menos de vida.— Dice Chloe tachando otro día en el calendario.

—No entiendo por qué eres tan cruel.

—¡Tú me quitaste a Fabián! Ojo por ojo Sofía Sanders, es justo que te quite a tu hijo.

—¡Si pretendes quitarme a mi bebé y matarme para vengarte de mí, vas a tener un castigo doble Chloe!

—¡Cállate! ¡Estoy harta de oírte! Me voy a comprar comida, así no tendré que escuchar tus llantos.

En la compañía todo funciona como siempre. La campaña de Sofía se lanzó y logró el éxito que se esperaba de ella. Bob y Carol están a punto de casarse, y Lisa y Max ya viven juntos.
Como cada mañana, Bob va a recoger a Carol para comer juntos cuando de repente ven a Fabián junto a Kevin en el taller de costura, no pueden evitar acercarse.

—¡Ey! Estabais aquí. —Dice Bob acercándose a Fabián.

—¿Queréis acompañarnos? Vamos a comer algo. —Dice amigable Carol.

—No, en estos momentos no soy la mejor compañía. —Responde Fabián.

Bob al ver el rostro desencajado de su amigo mira a Carol cómplice antes de dirigirse a Fabián y agarrándolo cariñosamente por el hombro le dice:

—¡Ya no te tortures más! ¡Has hecho todo lo que has podido!

—No sé, no sé. A veces no estoy seguro. ¡Es que a lo mejor si hubiera sido más humilde o... menos orgulloso, las cosas habrían sido diferentes! Cada vez que salgo de la compañía, siento que me desprendo un poco más de ella.

—No hables así Fabián. —Dice Kevin.— Sofía no se ha ido de este mundo.

—Claro que no. —Responde Carol. —Esta compañía sigue siendo parte de ti. Ya verás como algún día la volvemos a ver entrar por esa puerta.

—Es cierto Fabián, —Dice animándolo Bob.— Tú más que nadie no puedes perder la esperanza.

En la mansión la vida se ha vuelto más triste con el paso de los meses. Rosaline fue la que insistió a Lisa para que se fuera a vivir con Max. Ella es una chica joven con toda la vida por delante, no puede detener su vida y sus planes por todo lo que está pasando, y mucho menos para ser el paño de lágrimas de Rosaline, que apenas sale de la mansión desde que Sofía desapareció. Como cada día Rosaline está mirando por la ventana, con la mirada perdida y esperanza de ver llegar algún día a su hija y su nieto. Melissa, el ama de llaves que la observa, se acerca a ella:

—Señora Grace, le traigo un zumo de naranja.

—No, no gracias. No tengo ganas.

—Necesita comer algo, estos últimos meses a penas come, va a enfermar si sigue así.

—Lo sé, pero la pena apenas me deja comer.

Melissa ve cada vez más desmejorada a Rosaline, todos los días le insiste en que tome algo, pero es inútil, a penas prueba bocado. Solo come algo cuando Fabián o Lisa la visitan, y eso sí le insisten demasiado. Fabián llega en ese instante a la mansión acompañado de Kevin, Bob y Carol. Aunque en un principio Bob y Carol iban a comer juntos, sienten que sus amigos los necesitan más. Como cada día, Rosaline al ver a Fabián, corre esperanzada y le hace siempre la misma pregunta:

Saga Venganza y Amor. Amor convertido en venganza. Volumen 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora