Capítulo 1: Primer encuentro

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Era una noche lluviosa, la gente en la ciudad corría para resguardarse ante lo imprevisto del clima... el tráfico mantenía a los coches detenidos en las grandes avenidas mientras que dos figuras observaban tranquilamente desde las torres de la iglesia. Parecían dos estatuas perfectamente talladas, su piel era blanca como la leche y su respiración era casi imperceptible... tanto como los suaves y lentos latidos de sus corazones.

Uno de ellos conservó ese cabello castaño que tenía antes de convertirse en vampiro junto con un par de ojos marrones que se volvían dorados cuando su verdadera naturaleza salía a flote, el otro tenía el cabello y los ojos negros y había llegado pocos años después que su amigo al aquelarre. Desde entonces fueron entrenados para convertirse en los mejores repartidores de muerte para librar la batalla contra los lycans. Cada uno tenía sus propios motivos y se habían convertido en los más letales... en eso se había resumido su larga vida a través del tiempo.

El que había permanecido agachado con una rodilla sobre la barandilla levantó la vista y observó el cielo... la luna asomaba lentamente. Suspiró y levantó el brazo para morder su muñeca. Después de beber su propia sangre las memorias fluyeron como si fuera una película en su mente. Cada imagen lo llevó a la última parte de su vida humana, cuando vivía con su querido esposo en aquella granja... era un chico risueño y alegre de cabello negro con un diminuto lunar bajo el labio. Adoraba verlo al regresar de hacer sus rondas por la aldea... él era el encargado de vigilar la seguridad de las familias con las que convivían y cada noche era recibido con una deliciosa cena además de momentos íntimos inolvidables.

El recuerdo era tan intenso que casi podría jurar que estaban juntos en ese momento, podía sentir ese abrazo y como sus cuerpos se amoldaban de forma exquisita en ese profundo beso... pero no era así. Una voz en el intercomunicador lo sobresaltó y lo trajo abruptamente a la realidad.

Jiyang.- Es hora... creo que debemos bajar... el grupo de lycans acaba de entrar a la estación del subterráneo...

Yibo lo miró de reojo y se puso de pie mientras que su amigo saltaba con gracia desde donde se encontraban y caía con una inusual ligereza sobre el pavimento. Suspiró de nuevo e hizo lo mismo para seguirlo. Una vez que ambos estuvieron en la calle, empezaron a caminar en dirección al subterráneo y se mezclaron entre la gente. Al llegar al andén, se separaron para cubrir el lugar pues otros dos vampiros del equipo ya los esperaban.

El tren estaba por llegar a la estación mientras que la gente esperaba de pie, otros subían tranquilamente las escaleras para llegar a los torniquetes de acceso. En ese momento un chico delgado y alto bajó las escaleras. Traía una mochila en la espalda y tenía puesta la capucha de su chamarra. Además de eso, llevaba puestos unos lentes con el armazón muy delgado y los audífonos. Se detuvo para mirar su teléfono y poder cambiar la música que escuchaba.

El grupo de lycans lo había estado siguiendo desde hacía algunos días y ya sabían la ruta que tomaba para ir al hospital donde trabajaba así como todos y cada uno de sus movimientos. Esa noche habían decidido capturarlo para llevarlo a su escondite. De pronto el chico levantó la mirada y giró lentamente pues una pequeña niña había chocado con él. De inmediato, se agachó para ayudarla a levantarse y le sonrió. Yibo quedó pasmado al verlo... era idéntico a su esposo.

De un momento a otro todo se volvió un verdadero caos. El líder del grupo de lycans se dio cuenta de la presencia de los vampiros y no dudó en dar la orden para que abrieran fuego sin importar que los humanos estuvieran presentes. Jiyang empezó a caminar por el andén para impedir que salieran heridos, cosa que fue imposible... era un completo campo de batalla.

La gente salió corriendo de la estación como pudo, entre gritos y empujones, causando numerosos accidentes. En la avenida las cosas no estuvieron mejor ya que hubo varios choques y atropellados. El chico tomó en sus brazos a la pequeña niña para tratar de protegerla cuando de repente sintió un fuerte golpe que lo derribó, el padre de la pequeña había aparecido y en medio de una total confusión pensaba que estaba tratando de robársela.

GUERRAS DE SANGREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora