Los minutos que transcurrieron hasta poder llegar al búnker fueron interminables, Bowen en su imponente transformación llevó a Yibo en brazos mientras que Jiyang ayudó a Zhan a correr lo más rápido que les permitían sus piernas. Zhan no dejaba de observar la casaca de mezclilla que su esposo llevaba puesta, misma que se había teñido de un rojo intenso a la altura del hombro. Cuando estaban por entrar a la bodega superior varias sombras los alcanzaron.
Gerard.- Vaya... no pensé verte en esta situación Jiyang... quién lo diría?
Jiyang alzó la mirada y colocó a un fatigado Zhan detrás de él.- Qué demonios haces aquí?
Gerard.- Solo cumplo órdenes... así que será mejor que entregues a Yibo... nuestro padre quiere verlo esta misma noche...
Zhan sintió un fuerte escalofrío recorrerle la nuca al mismo tiempo que se le erizaba la piel. A pesar de estar a cierta distancia de esos vampiros, el aroma era inconfundible. Ellos formaban parte de la guardia y seguramente habían estado cerca de Qiren. Sin querer emitió un gruñido y al mismo tiempo Bowen movió su enorme cabeza retrocediendo un poco.
Jiyang.- Será mejor que te vayas... Yibo no irá a ninguna parte...
Gerard.- Debes entregarlo y lo sabes... incluso tú también deberías dejar a ese par de animales y venir con nosotros, es la única forma de que obtengan el perdón...
Jiyang ya había sacado su arma, afortunadamente tenía algunas balas con veneno para ellos. Tratando de calmarse un poco hizo un rápido recuento de los vampiros que tenía en frente. Al mirar al techo vio a otros escondidos entre las sombras, definitivamente los superaban en número. Suspiró con la mayor tranquilidad y dijo.- No lo haré... él es mi amigo...
Gerard bufó.- Amigo?... Aún lo llamas así?... Después de que traicionó a la guardia y se emparejó con un animal?
Zhan permanecía en silencio, pero en su interior había cierto miedo mezclado con el deseo de partirle la cara a ese vampiro. De pronto, notó que las marcas latentes en su cuerpo empezaban a arder como nunca lo habían hecho, su instinto estaba despertando de una forma muy agresiva... debía proteger a su esposo y a sus cachorros a como diera lugar. Sin dar tiempo a nada más, saltó desde donde se encontraban, cayendo de pie frente al vampiro. En un abrir y cerrar de ojos el resto le apuntó directamente al ver que tomaba a su líder por el cuello.
Gerard dijo con dificultad.- Suél-ta-meeee...
El rostro de Zhan era amenazante, sus ojos estaban completamente rojos y sus garras se clavaban en la piel del vampiro causándole profundos rasguños. Desde lo profundo de su garganta salió una voz muy gruesa.- Lárgate... no eres bienvenido!!
Con mucho trabajo, Gerard hizo una seña a los miembros de la guardia y con una mueca burlona respondió.- Te mataré y me llevaré a Yibo... lo quieras o no...
En un rápido movimiento sacó una daga de plata que llevaba en una bolsa por debajo de la gabardina... al ver el destello, Jiyang gritó.- Zhan cuidado!!
Zhan alcanzó a mirar hacia abajo, al ver la daga brincó hacia atrás para que no lo hirieran en el vientre y soltó un fuerte gruñido lleno de furia. Cuando Jiyang se disponía a jalarlo, vio algunas rápidas sombras blancas pasar por un costado, en cuestión de segundos, los gritos de los miembros de la guardia se escucharon por todo el lugar.
Al final solo quedó Gerard de pie y con verdadera confusión gritó.- Quién se atreve a desafiarnos?
De la obscuridad las sombras blancas se fueron acercando lentamente al centro de la bodega. También eran vampiros y en sus atuendos llevaban pieles de diferentes animales a modo de capa, su piel era extremadamente blanca y sus ojos eran de un azul natural tan claro que parecían brillar al estar escondidos como si de bestias salvajes se tratase. Algunos tenían mechones de cabello blanco entre sus cabellos que se encontraban trenzados a la antigua usanza vikinga.
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GUERRAS DE SANGRE
Fanfiction600 años de guerra entre vampiros y lycans... Una guerra que parecía haberse detenido con la muerte de Zanjin, su líder... Esa noche, todos los esfuerzos de Yibo por mantener a salvo a su amado que había reencarnado parecían esfumarse en un abrir y...