19. De la proximidad y la lejanía

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—¡Alguien mande a traer al médico ahora!— se escuchó gritar en la mansión

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—¡Alguien mande a traer al médico ahora!— se escuchó gritar en la mansión. El bullicio comenzó.



—Por favor Chloe, intenta mantenerte despierta

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—Por favor Chloe, intenta mantenerte despierta.— escuchó una voz suplicando con desesperación. Era cálida, sumamente cálida.


Las palabras se movían como el sonido de una mosca a su alrededor, pero no les distinguía forma ni sentido. Sin embargo, aún así era capaz de entender el estado más puro de éstas: sentimientos; y precisamente ahora, todos se escuchaban desesperados.


—¡¿Qué sucede?!—no abría a los ojos, pero seguía oyendo a todos los que la rodeaban. Esa voz era dulce, ingenua, pero furiosa.

—Lamento decirle que por la posición de la herida...— esa voz sonaba a la de un hombre entrando en sus cincuenta, tal vez más; con un tono seguro pero triste.— podría sugerir que la lesión fue provocada por ella misma.

No, no fue ella.

—Eso no es posible.— comentó ahora la voz cálida de hacía un rato, no la dulce. La voz cálida a diferencia de la dulce sonaba extremadamente triste, rota, cansada; mientras que la dulce tenía rencor en su tono, remordimiento, pero también parecía fracturada.— Ella no haría eso...— dijo entre dientes.— ¿E-El bebé?— ni siquiera era capaz de formular bien las palabras.

—Aún es difícil saberlo; aunque la herida es profunda quizás ella se arrepintió al último momento puesto que logró desviar el filo y no daño la matriz.

No se arrepintió, ella intentó protegerlo.

—¿Y ella?— era la voz de un hombre adulto. Frio, pero con un leve tambaleo en los labios, con ese pequeño atisbo en su tono ronco que le da su humanidad y una vida experimentada.

—La perdida de sangre la tiene aturdida. No despertará pronto, pero lo hará. He bloqueado el flujo de sangre hacia el exterior ya que si seguía perdiendo le daría menos oportunidades de mantener vivo al bebé.

Entre tinta y telas // AdrinetteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora