12. De valentía y atrevimiento

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¡Ven a por mí, caballero mío; rompamos todo en un acto atrevido!

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¡Ven a por mí, caballero mío; rompamos todo en un acto atrevido!

Adrien no soportaba esto; pero la resignación quizás se estaba volviendo su mayor valor

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Adrien no soportaba esto; pero la resignación quizás se estaba volviendo su mayor valor.

No había entablado conversación bastante profunda con su ahora prometida Chloe Bourgeois, probablemente porque no encontraba qué decirle.

Agradecía que André Bourgeois no hubiera escuchado las palabras de su esposa Audrey, puesto que ella siempre había tachado a toda la casa Agreste de "simples sastres con suerte" por una riña de origen desconocido que tenía con su madre.

A pesar de no entablar conversación con ella, ésta era la única con la que había entablado algo digno de ser llamado charla además de su padre después del anuncio de la boda. Lo resentía, realmente lo hacía: no hallaba tiempo para desahogarse con Nino o incluso pelear con Luka.

O Marinette.

Se sentía un tremendo imbécil ¡La había besado sin consentimiento alguno! Claro, ella le correspondió, quizás sólo por el momento, pero aún así no había hablado de eso; cualquier cosa que haya sucedido ahí estaba tan turbia como agua de pantano. Quería hablar con ella, decirle que la razón por la que todo este asunto del matrimonio lo torturaba era por ella, porque estaba clavándose en su alma a paso lento pero dulce.

Y tenía que ser sincero, después de la muerte de su madre en aquel accidente se tren; se creyó indigno de cualquier cosa hasta que ella apareció con ese boleto fugado.

No sabía cómo, no sabía porqué, no entendía cuándo; pero las tardes que pasaba con ella, la forma que se movía por el lugar, sus ojos que le inspiraban paz.

Quería ahogarse en ella, sentir que todos esos sentimientos que ahora traía atorados en la garganta desaparecieran con ella arrancándole el aliento en otro beso.

—Ya mi ayudante le tomó las medidas a la prometida, hijo; yo mismo me encargaré de hacerle su vestido.— exclamó su padre con una ligera sonrisa. No entendía cómo su padre seguía queriéndolo después de lo grosero que fue en esos días de tormento, pero ahora mismo no se sentía capaz de negarle su amor.

Entre tinta y telas // AdrinetteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora