21 "Divididos"

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Narrador Omnisciente:

El trance en el que habían quedado casi todos, incluyendo algunos de mayor rango, fue apartado cuando aquella bestia dió un alarido aterrador que posiblemente llamó a más de su tipo en los alrededores.

Kenma reaccionó cuando el entrenador Wonho prácticamente lo echó sobre su hombro y comenzó a correr con él hacia el vehículo blindado. Ni siquiera notó cuando Chan ya no estaba a su lado y sus amigos habían huído a un lugar más seguro.
Una vez ambos llegaron, se encerraron en el asiento trasero para evitar sorpresas, y de paso recuperar todo el aliento perdido de Wonho.

– Mira, no es el momento ahora, pero luego me dirás la razón para quedarte congelado en media masacre de tus compañeros. De no ser por el jefe, jamás me habría enterado que uno de mis soldados estaba a punto de ser plato de primera mesa para los muertos.

– ¿El jefe? ¿Dónde está? ¿¡Y mis amigos!? – Gritó, siendo callado de inmediato por las manos del mayor. –

– ¡Silencio, Kozume! – Este apartó de inmediato su mano con un golpe. –

– Dígame que todos huyeron a lugares seguros.

– No prometo nada... sé que Kai, Chan e Irene se encargaron de todos tus compañeros, pero ya es cosa de ellos si pueden contarte después su historia.

– Veo que no tiene muchas esperanzas en que salieran vivos de esto.

– ¿Tú las tendrías luego de ver a esas cosas? Vinimos armados con lo básico, nadie esperaba un asalto de este tipo.

– Tenemos que ir a buscarlos.

– ¿Estás loco? Tú y yo encenderemos esta cosa y nos iremos de regreso al campamento.

– Usted es el loco por querer dejar a su gente en este infierno.

Sin decir más, estiró su cabeza un poco por la ventana para vigilar los alrededores, y lo único que vió es a uno de los muertos buscar algo con su olfato a pocos metros del auto.
El corazón de Kenma quedó atorado en su garganta por tener a uno de ellos tan cerca, por poco y su cuerpo entero temblaba por los nervios.

Wonho, por otro lado, estaba completamente agachado, sacando las armas del asiento delantero. Solo había dos y una caja de balas para cada una, pero sería suficiente para intentar escapar; un fusil de francotirador y un revólver.

– Le prometí al jefe que te cuidaría con mi vida de ser necesario, y si vuelvo sin ti, seré decapitado por él mismo.

– No sería tan extremista, y puedo cuidarme solo.

– Claro, por eso estabas a punto de morir ahí afuera.

Se movió al asiento del piloto y sacó las llaves de la guantera, susurrando un "¡Sí" de victoria por haber tenido tanta suerte.
Kenma no tuvo de otra que colocarse en el lado del copiloto y dejar las armas atrás.

Antes de que Wonho pudiera arrancar el auto, Kenma golpeó su brazo con fuerza y apuntó frente a ellos.

A pocos metros, en la rama de un viejo árbol, Chan y Bin estaban siendo acorralados por dos muertos que intentaban subir. Podía notarse que no tenían manera de defenderse desde esa altura y con solo cuchillos.

– Sé lo que quieres hacer, niño, y es una idea suicida. ¿Cómo haremos que bajen rápidamente de allí, suban al auto y escapar de los muertos?

– Tenemos armas, podemos dispararles y darles tiempo.

– Solo llamaremos la atención de los demás en el campo, estaremos rodeados en solo segundos.

– Tenemos a uno de los mejores soldados con nosotros y le aterra enfrentarse a dos zombies, increíble.

– No me vas a provocar con eso.

Kenma solo alzó sus hombros con desinterés, lo que provocó un suspiro de cansancio por parte de Wonho.
Tomó el revólver y encendió el auto, acelerando de inmediato a los muertos y sus amigos.
Frenó a pocos metros de ellos y sacó su brazo por la ventana con el revólver, dando dos tiros limpios a las cabezas de ambos monstruos.
Los gritos de las otras bestias no tardaron en aturdirlos, acelerando el corazón de todos.

– ¡Bajen de una maldita vez de ese puto árbol, es una orden de su superior para evitar que mueran!

Los chicos tardaron poco en reaccionar, incluso saltaron a una altura que pudo costarles una mala caída. Corrieron al auto tan rápido como le permitieron sus piernas, teniendo demasiado cerca a los muertos; venía casi una manada de 10 solo por ellos.

Las dos puertas traseras se abrieron con rapidez y se cerraron igual, y a los pocos segundos fueron golpeadas por los primeros muertos que trataron de llegar a ellos.
La ventana se quebró con ese único golpe y estaba a punto de ceder, pero Wonho fue más rápido que ellos y pisó el acelerador a fondo, derrapando un poco en el proceso hasta llegar a la ruta.

(...)

– Entonces...¿Podrían decirme cómo terminaron en ese árbol?

Llevaban ya un buen tiempo en aquel auto y nadie dijo una sola palabra desde entonces, dejando al pequeño Kenma demasiado incómodo al estar rodeado de hombres más grandes que él.

– Pregúntale a Bin. – Respondió Chan con cierto enojo, y lo único que recibió de su amigo es una mirada retadora. – Vamos, dile cómo dejaste caer nuestras armas cuando dijiste que subir a ese árbol nos dejaría dispararle a los monstruos con facilidad y "salvar a todos."

– Oye, tú aceptaste y dijiste que era una gran idea.

– ¡Antes de que dejaras caer lo único que teníamos para defendernos!

– ¡Sean adultos y hablen como tal! – El grito del rubio los hizo callar de inmediato, sorprendiendo incluso a Wonho, que soltó unas risitas disimuladas. – Bin solo quiso ayudar, nadie esperaba que perdieran las armas.

– ¿Te vas a poner de su lado?

– Aquí no hay lados, todos somos un equipo y lo que cuenta es que sobrevivimos.

– Tú, pequeñito, te salvaste gracias a mi. – Dijo burlón el mayor de todos sin apartar la mirada del camino. –

– Pero yo salvé dos vidas, usted quería irse y dejar a mis amigos.

– ¡¿Nos quiso dejar?! – Gritaron ambos atrás. –

– ¡Estaba siendo presionado por la situación!

Mientras todos discutían, Kenma regresó la vista al camino desde su ventana, dándose cuenta de que ese no era el camino a la base. Esto, al ser muy extraño para él, llamó la atención de todos.

– ¿A dónde nos vamos? Tomó la dirección equivocada, nos alejamos mucho del camino a la base.

– Vaya, creo que no eras muy bueno en el Veo Veo cuando eras pequeño, ¿Verdad?

– Es en serio, señor ¿A dónde nos dirigimos?

– Debemos evitar llevar a todos los muertos a la base. Estoy seguro de que nos seguirán casi todo el camino, y es mejor distraerlos un poco hasta que encuentren algo mejor y nos dejen en paz.

– ¿Y daremos vueltas hasta que se acabe la gasolina?

– Tranquilo, Bin. En el baúl tenemos un bidón de repuesto por si acaso, lo usaremos para ir de regreso.

Todos asintieron y dejaron el tema unos minutos, hasta que a lo lejos vieron unas rejas viejas, abiertas de par en par, dando la bienvenida a un pequeño pueblo aparentemente abandonado.

Grupo Apocalíptico↣(Stray Kids x Male Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora