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Arillo

Dylan seguramente esté dentro de mi apartamento...

<<Espero que Ibad no se haya escapado cuando entró >> pensé mientras miraba como iba marcando el número a medida que el elevador subía.

Anteriormente recibí un mensaje de este, diciéndome que por equivocación tomó la copia del juego de mis llaves y que venía a entregarla. Le respondí diciendo que no estaba en casa, que llegaba tarde. A lo que decidió esperarme dentro del apartamento, sin problema alguno.

Tal vez tenga sexo... ayuda a quitar el estrés.

Introduje las llaves en la puerta y la abrí pero no fue nada bonito lo que mis ojos captaron. Cerré la puerta rápidamente detrás de mi, procurando que nadie haya visto eso.

—¡¿Dabi?! —susurré con voz elevada.

—¡Sorpresa, burbujita! —estiró sus manos y sonrió sin resentimiento alguno.

Debajo de su pie se encontraba Dylan, semi desnudo y atado de pies y manos, sin aclarar que en la boca tenía cinta adhesiva.

—¡¿Que estás...?! ¡Yo-...! ¡¿Dabi?! —pedí una clara explicación con mi mirada y gestos.

Dabi llevó su mano a su mentón, como intentando recordar.

Dabi

Ya pasó una semana... el cachorro ya debe estar bien...

Miré las nubes en el cielo, tapando la luna como si no quisiera que brillara. Querían evitar su brillo a toda costa.

Humm... ¿me habré sobrepasado con la estúpida esa la otra vez? Ella se lo buscó. Le advertí que no jugara conmigo, si yo digo algo ella debe obedecer. Se lo he dicho, ¿no?

—¿Por qué tan pensativo?

—Estoy tratando de recordar algo...

—¿Es interesante?

—Si quieres arder en llamas, lo es. Ahora quítate del medio, perra —quité su rostro de mi vista con mi mano sin cuidado alguno.—. ¿Le he dicho cierto? —murmuré bajo, para mi mismo.

¿Qué me interesa tanto? De todas formas la voy a asesinar.

—¿A dónde vas?

—¿Ho? ¿Soy un perro con correa y recién me entero? —respondí irónico hacia Shigaraki—. No me jodas.

Volví a caminar ignorando a todo presente en este lugar.

(...)

El sonido de la puerta me hizo dejar de husmear la estantería de ropa interior de __(tn) para ahora ir hacia esta. Pero ella no estaba ahí. Ella no es. Es un chico.

Mi mandíbula se tensó.
¿Quién carajo es este idiota?

—¿Hola? —solté llamando su atención. Este se volteó asustado y me observó de arriba a abajo.

—¿Quién eres tú?

Reí ronco.

—Oh, no, no princesita... las preguntas las hago yo o no las hago —miré a un costado—. Quiero decir, ¿un cadáver puede responder?—volví a clavar mis ojos en aquella figura masculina desconocida. El chico apretó su mandíbula y tragó saliva con dificultad, hasta aquí se escuchó ese sonido. Que ratoncito más miedoso.

Mostré mi palma en donde yacía mis llamas, todo mi ser dejaba en claro una posición: amenaza.

—Ahora vas a decirme quien mierda eres y que carajos haces aquí.

—S-soy un amigo.

—¿Amigo? —reí burlón— no eres su amigo. Conozco a sus amigos, no la he estado vigilando por meses para que un tarado me tome por idiota.

—¿Qué...? ¡Psicópata! ¡eres un acosador!

—¡Bingo, princesita! Estas ante un psicópata por lo- —el chico no me dejó tiempo a terminar, fue corriendo hacia la puerta. Lancé mis llamas quemándole la mitad de la espalda y el brazo. Este cayó al suelo adolorido.

Negué con mi cabeza a la vez que hacia un gesto de desaprobación.

—Te lo pedí, digamos que, remotamente bien. Pero gracias a ti, puedo hacerlo a mi manera —sentí como una sonrisa sádica se apoderaba de mi cara. El chico me miraba con temor.—. __(tn) una vez me dijo que no siempre debo actuar a mi manera, dice que puedo sacar más información por las buenas sin tener que lastimar a nadie pero... no fue así, ¿cierto? —tomé sus mejillas clavando mis uñas y con mi pie clavé el talón  en su estómago, haciendo que suelte todo el aire. Con mi otra mano libre la apoyé en sus costillas y lentamente empezó a salir humo de estas— lo intenté.

•••
¡¡hola y adiós!!

Átropos || Dabi Y TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora