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Arillo

Desperté y apenas pude tener uso de mi existencia mi mente me recordó hace unas horas atrás. Lo que hice. Lo que hicimos.
Recuerdos invadieron de todo el camino desde la mesada en mi cocina hasta mi cama, donde ahora me encontraba. Pasé ambas manos por mi cara y luego por mi cabello, analizando la situación; Aunque siendo franca no hay nada que analizar, tuve sexo con Dabi, un psicópata pirómano masoquista e inestable.

Miré a mi costado.

Ahí se encontraba, lo cual, para mi sorpresa, seguía ahí. Durmiendo. ¿No que los chicos malos y más siendo villanos se van antes de que la chica despierte?

A medida que mis ojos seguían mirándolo, pensamientos también me invadían. Verlo así, tan tranquilo y senero... tan calmado, me hace pensar  que tal vez, Dabi, no es mala persona, quiero decir, uno no nace siendo algo, lo transforman, lo influyen en sus decisiones y Dabi, mejor dicho, Touya, solo tuvo una mala influencia, malas decisiones... un mal padre. Solo tuvo un mal día, tal vez el peor de todos, y por eso se encuentra a mi lado ahora, como un villano.

Mi ceño se arrugó, en forma de lástima. Pobre Dabi...

Extendí mi mano para acariciar su rostro, darle aunque sea, algo de afecto positivo y no negativo, lleno de odio y muertes, en las que estoy segura que esta acostumbrado. Pero apenas llegué a tocar sus diminutos pelitos de la piel en su mejilla, el abrió los ojos y me pegó un manotazo en mi mano, quitandola con molestia.

—Ni sueñes. No te ilusiones, __(tn). No vamos a ser una pareja.

Frunci el ceño.

—No quiero eso. No quiero ser tu pareja, Dabi.

Su cara se transformó por completo en enojo. Antes, tal vez estaba enojado por el gesto que intenté ¿pero ahora? Estaba enfurecido. Sus cejas estaban el doble de arrugadas y sus ojos entre cerrados. Sentí su mandíbula ser apretada con tal fuerza, que quise pedirle que se detenga, que podría romperse los dientes pero, era ridículo que lo haga.

—Bien —fue lo único que soltó antes de levantarse de un tirón y con molestia de la cama, agarrar sus cosas y marcharse, dando un portazo.

<<¿Se fue... por la puerta?>>

Confundida, por lo que acababa de pasar, seguía en la misma posición en la que me encontraba; sentada en el colchón, seguramente con todos los pelos enmarañados y confundida. Pero demasiado. ¿Se enojó por qué le dije que no o porqué? ¿Quiere que le diga que sí por pura satisfacción de él? ¿Es narcisista? ¡agh, no entiendo!

Decidí meterme a dar un baño de agua tibia, helada ni por casualidad y caliente no me ayudaría a relajar mis pensamientos. Tibia creo que sería la elección correcta.

Suspiré mientras mis manos estaban enganchadas en la curvatura de mis hombros y el agua caía en mi cuerpo, recorriendolo.

No entiendo que le pasa, no entiendo que sucedió y por sobre todas las cosas, sigo sin entender aunque sea minúsculo a Dabi. 

La puerta fue abierta. Era Ibad.

—Hola, Ibad —saludé contenta al verle.—. ¿Quieres dar un paseo? Salgo de aquí y vamos a estirar esas patitas que tienes.

El cachorro, como claro está, no entendió nada de lo que dije y por el contrario, decidió jugar con el papel higiénico, quitando todo el papel que estaba envuelto.

•••
¡hola y adiós!

Átropos || Dabi Y TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora