Átropos || Dabi Y Tú

4

Arillo

—Bu.

Me senté en la cama ajetreada por oír eso en mi oído. Miré a todos lados hasta toparme con Dabi a mi lado y su característica sonrisa. Entre cerré mis ojos y en cuanto quise levantar mi mano se apoderó de mis muñecas y su cuerpo quedó arriba mío.

Forcejee pero era imposible. ¡Si no direcciono mi mano al lugar donde quiero no puedo hacer las burbujas!

—Hola de nuevo.

—¿Quieres hacerme la vida imposible? Eres exasperante.

Apretó el agarré y me quejé.

—Me tiraste en el callejón como un estúpido perro y me soltaste 4hs después.

—Ah, ¿en serio? No me di cuenta —miré a otro lado. Clavó sus uñas en mi piel haciendo que se escape una mueca de dolor.

—Si... eso me gusta —ronroneó.

—¿Esto también? —le di un rodillazo en su miembro haciendo que expulse todo el aire y me suelte. Rápidamente lo encerré en la burbuja, nuevamente. Suspiré exasperada relajando mi cuerpo—. Dabi, por el amor de dios. ¡Ya déjame en paz!

—¿Que te hace pensar que voy a obedecerte, idiota? —habló entrecortado, aguantando el dolor.

—Voy a tener que mudarme si esto sigue así... No puedo vivir con un estúpido villano molesto.

—Oh, si... Eres estúpida, sin dudas. No entras en pánico gritando o como las personas normales reaccionarían ante un villano que puede arrebatarle la vida.

Lo miré de reojo.

—Porque me demostraste que si quisieras matarme, ya lo hubieras hecho pero sigo aquí, con vida —confesé. Su mirada estaba fijamente clavada en mí—. No sé bien que es lo que quieres, pero es molesto tener que gastar mi energía en ti solo porque tienes ganas de joderme la vida.

Rió.

—Ay no, pobrecita —se burló.

Largué un sonido de queja, exasperada.

—¡Lo peor de todo es que soy demasiada buena para llamar a la policía!

—Es inútil que lo hagas también. Tranquilamente puedo matarlos y soy libre otra vez, burbujita.

En mi cabeza algo hizo click.

—¡¿Tú eres ese asesino que quemó a más de 30 personas?!

Pasó una mano por su pelo, riendo incrédulo.

—Vaya que eres estúpida. Si sabía que lo eras pero nunca creí que tanto. Felicidades por usar tu materia gris.

La burbuja encogió su tamaño y me acerqué a esta.

—¿Vas a decirme por qué siempre vienes y no me matas?

—Me gusta jugar al gato y el ratón. Hay que disfrutar de la cacería, no puedes matar a tu presa así como así —respondió con una sonrisa de lado, pero era espeluznante.

—¿Vas a matarme?

—No ahora, pero sí.

—¿En verdad vas a hacerlo?

Arqueó su ceja, fastidiado.

—¿Por qué no ahora? ¿Por qué no en todas las oportunidades que tuviste?

—Ya te dij-

—Te pregun-

—No me interrumpas —ordenó demandante. Tragué saliva por la forma en que lo dijo, todo mi cuerpo se estremeció. Un pensamiento pasó por mi mente y la quité al instante. No es momento, __(tn).

—Deja de hacer preguntas estúpidas y sacame de esta burbuja. Ahora.

—N-no.

—¿No? ¿Estas segura? No pareces muy segura —respondió divertido por la situación.

Di media vuelta, dándole la espalda y tratando de tranquilizarme. ¡Tengo que acomodar mis ideas!

—Me gusta esta vista, no des la vuelta.

Volví a verle con mis mejillas enrojecidas y mi ceño fruncido.

—Idiota.

Sonrió.

—Me harté de esto. Escuchame bien, si vuelves a derretir mis ventanas vas a pagarme el arreglo, ¿entendiste? Me costó un riñón pagarlo.

—Yo hago lo que yo quiero.

Elevé la burbuja.

—Aquí vamos otra vez —rodó los ojos.

—Si no quieres que vuelva a pasar es fácil: ¡No vuelvas!

Abrí la ventana y lo eché por esta lejos, lejos muy lejos.

A las horas, chasqueé los dedos haciendo que la burbuja se rompa.

•••
¡hola y adiós!