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Dabi

—Quieta y ni se te ocurra levantar tus manos para encerrarme en tus estúpidas burbujas —ordené al ver que intentaba acercarse hacia el chico bajo mi pie. Obedeció, apretando sus labios nerviosa y su mirada subía y bajaba mirándome a mi y Dylan.

—Dabi —soltó preocupada.

—Mirame solo a mí —corrió la mirada y su cuerpo se encogió—. __(tn) —amenacé. Sonreí al ver el resultado que quería.

<<Oh si... me encanta cuando está a mi merced>>

—Este chico dice ser tu amigo pero viene aquí a tener sexo contigo, ¿es cierto?

Bajó la mirada y noté como apretaba sus dientes.

—Pregunté algo —Dylan se movió e intentó hablar como queriendo decirle algo. Volví a pisarlo con más fuerza haciendo que se quede quieto y retuerza del dolor—. Tú te callas. ¿__(tn)...?

—S-sí.

—¿Sí, qué?

—Sí, Dabi.

<<Oh... esto es tan excitante. Verla tan sumisa y débil... me encanta. Me encantas, __(tn)>>

—¿Es mucho mejor cuando me haces caso, cierto? Cuando estés conmigo quiero que te vuelvas sumisa, __(tn). Soy tu dueño, me perteneces. Te he dicho que eres mi juguete y lo serás.

—No.

<<¿De donde vino esa fuerza y determinación?>>

—¿No? —repetí divertido. Su mirada podría quemarme, si tan solo tuviera esa singularidad. — De acuerdo. No, es tu respuesta entonces... ¡Veamos cuáles son las consecuencias! —grité eufórico y con fuerza puse mis manos en la piel del chico, haciéndolo cenizas en dos segundos.

Arillo ahogó un grito horrorizada y su cuerpo cayó al suelo brusco.  Las llamas fueron desapareciendo a la vez que la carne y huesos se consumían.

Sonreí de lado, satisfecho. Amaba esa sensación de sentir la piel siendo rostizada.

—¡Eres... eres un monstruo! —gritó furiosa o asustada, no sabría diferenciar en estos momentos. La euforia estaba en todo mi cuerpo.

Esta se levantó y corrió hacia mi, intentando atrapar mi cuerpo en una de sus burbujas pero falló. Su televisor quedó atrapado.

Me agaché y giré mi cuerpo con mi pierna extendida, haciéndola caer nuevamente al suelo. Me posicioné encima de ella y encerré sus muñecas en mis manos. Me odiaba. Me odiaba tanto que no hacía falta dar palabras, sus ojos lo decían todo y eso, me emocionaba más.

—Te lo dije burbujita. Soy un villano psicópata como me han dicho muchas veces... esto no es una historia feliz con un príncipe azul. Esta es la historia de una simple mujer con una suerte de mierda. Es la historia de __(tn) Arillo con el villano psicópata Dabi, y créeme. No tiene buen final si no empiezas a cambiar —dije con voz ronca en sus labios.

—Alejate de mi.

Mi rodilla quedó entre su entrepierna y su respiración se cortó. Reí interno.

—¿Eso quieres? ¿O quieres que te penetre en este mismo instante? No soy suave, burbujita. No soy como Matt ni con cualquier persona que hayas estado. Vas a gritar de dolor o placer, pero vas a hacerlo —mordí su cuello.

—Dabi, aléjate de mi en est-

—Dime papi. Anda, dime —lamí su cuello y mordí su lóbulo —. Sé que te mueres de ganas... sé que quieres concretar lo de la última vez... olvídate de Matt y entrégate a mí. Te prometo que es mucho más divertida la ruta del villano que la del príncipe... ¿y sabes la mejor parte? Que no es predecible. Ya sabes el final feliz del príncipe pero no la del villano.

Intentó forcejear y apreté aún más fuerte.

—Pideme. Ruegame. Suplicame. Dime papi, vamos __(tn). Dilo y estarás en mi ruta, dilo. Dilo —pedí esta vez más demandante.

Su respiración empezó a acelerarse y corrió la mirada. Tenía su ceño fruncido. Como si estuviera batallando contra si misma y me di cuenta que esta era mi oportunidad.

—Dilo.

Su mandíbula se tensó.

—__(tn), dilo ahora. Es una orden.

—Papi.

•••
¡hola y adiós!
UNO MÁS PORQUE SÍ Y ÚLTIMO.🙇‍♀️

Átropos || Dabi Y TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora