Átropos || Dabi Y Tú

2

Arillo

Bueno, hora de dormir. Apagué el televisor, estiré mi cuerpo dejando escapar un bostezo y fui directo a mi habitación.

Quité mi remera del trabajo junto con los pantalones, los doblé y dejé listo para usar mañana.

Abrí la puerta del baño y me libré del corpiño, cuando estaba lista para quitar la parte de abajo una carraspeada de garganta me interrumpió. Quedé estética en mi lugar.

—Ah, no, por favor sigue. No te detengas por mí —habló esa voz ronca. Otra vez esa maldita voz ronca. Tapé mis pechos y rápido intenté darme vuelta para capturarlo en la burbuja pero solo logré capturar el inodoro. <<Mierda, se movió muy rápido>> pensé. Solo puedo hacer una cada media hora. Mi mandíbula se tensó al ver esa sonrisa juguetona.

—Bueno, hola de nuevo. ¿Solo puedes hacer una por... cuánto tiempo? —la miró y golpeó con sus dedos, observando atento.

<<La cagué>>.

—Puedo hacer una ahora así que te recomiendo que te vayas a la mierda.

Rió negando.

—¿Tan prepotente estando tan indefensa? Wow, burbujita no vayas a asustar a alguien —me miró de arriba a abajo—. Te ves bien estando indefensa.

Tomé una toalla que estaba colgada ahí y me tapé. <<No veas mi cuerpo>>.

Tengo que hacer tiempo.

—¿A que se debe tú, para nada esperada, visita?

Sonrió con malicia.

—¿En serio creías que iba a aceptar el trato así como así? —alzó su mano, dejando a la vista las llamas— Te dije que te iba a matar.

Miré en todas las direcciones buscando algo y tiré lo primero que encontré: Maquinita de afeitar.

La derritió. ¡Cómo no! ¡Su singularidad es el fuego estúpida __(tn)!

Cerré mis ojos y recé conque funcione en este momento aunque sea el mínimo de mi singularidad.
Levanté mi mano y la mano de Dabi quedó atrapada en una diminuta burbuja.

Sonreí ilusionada y feliz.

¡Viviré un día más!

—Parece que te resistes a morir. Tienes trucos bajo la man-...

Su otra mano quedó igual que la otra, atrapada en las burbujas.

Solté un suspiro de alivio. Este gruñó por lo bajo, mirando sus manos.

—Creí que no podías hacer más.

—No de ese tamaño —miré el inodoro y chasqueé los dedos, haciendo que se rompa y quede libre—. ¡¿Por qué te estoy dando información sobre mi singularidad?!

Sonrió de costado y dejó escapar una corta risa.

—Porque eres estúpida.

—¿Que haces aquí? Hicimos un trato, yo me olvidaba de ti y tú de mí. No daba información ni nada.

—¿Se supone que debo confiar en ti? Es mejor que estés muerta. Los muertos no hablan.

—Sinceramente... Es algo ridículo que intentes matarme, no podrás. Tú singularidad no sirve ante la mía.

—Sólo tienes suerte.

—Tengo que aprender a defenderme, ¿no crees? No es solo pura suerte. De todos modos, ¡¿Como carajo entraste?!

Rió seco.

—Deberías poner unas ventanas a prueba de fuego.

—Mejor dedícate a robar departamentos, como villano eres pésimo.

Sus ojos se achicaron mientras me miraba.

—Voy a matarte. Eso es un hecho.

—Voy a llamar a la policía.

Se interpuso en la puerta, mirándome despectivo.

—Intentalo.

Retrocedí.

—Te sientes completamente segura cuando estoy bajo prisión de tus estupidas burbujas, ¿cierto? Quiero ver cuando no las tenga —alzó sus manos—. Será tan placentero ver tu cara de desesperación y temor.

—Voy a salir por la ventana —nuevamente, se interpuso.

—No vas a salir de esta habitación, __(tn) —amenazó con voz ronca.—. No hasta que yo lo diga.

—Solo necesito media hora y estarás completamente en una burbuja.

—Ya descifré tu singularidad. Es como una batería que necesita recargarse, acabas de gastar lo poco que tenía en estas cositas —indicó sus manos—. Veamos que se agota primero si las burbujitas o mi paciencia.

•••
¡hola y adiós!