Viviana colgó una llamada, esbozando una sonrisa satisfecha. Su plan marchaba de viento en popa. Abrochó el cinturón de seguridad, después de haber sentado a Cristina en su puesto especial para bebés, se fue al asiento de piloto y encendió el coche, con el fin de darle una buena sorpresa a su esposo. Colocó música y con la mejor actitud, partió al pueblito.
Entre tanto, la producción transmitía un programa especial a una televisora que llegó hasta allá y los entrevistaron. Martín explicaba su mecanismo de trabajo, sin detallar tanto como emplea sus métodos en los actores. Virginia le tocó hablar con Carlos, y una reportera curiosa. Podía cortarse la tensión con un cuchillo, pues ella estaba molesta por el atrevimiento
―Me da curiosidad, porque me enteré que él es un villano ―dijo la mujer, con un micrófono en la mano―. ¿Cómo es que tú lo soportas en la película?
―Ay, mira eso me lo pregunto todas las noches antes de irme a dormir ―exclamó, rodando los ojos con fingida molestia―. La verdad, es que mi personaje tiene mucha paciencia y pocas opciones, ¿no? Entonces, le toca aguantarse al Federico... Así se llama Carlos en la película.
Carlos se carcajeó, porque fue una excelente respuesta que dejó a la periodista satisfecha.
―Pero, ya quisiéramos todas tener un cuero de esposo así ―bromeó, riéndose. Virginia, estiró sus labios en una sonrisa falsa. El comentario estuvo demás, quiso escupirle―. ¿Y tú, Carlos? ¿No te pesa la conciencia, con todo el mal que le haces a la pobre?
―Él ama a Cristina ―respondió, revelando el nombre del personaje de su compañera―. Muy en el fondo, en la cloaca de corazón que tiene, él la quiere y siente aprecio por ella. Además, si crees que con las escenas que lograste ver, es un desalmado. Espera al estreno de la película, que quedas traumada.
Los tres explotaron en risotadas, y la reportera se despidió no sin antes agradecerles:
―Gracias, por tomarse el tiempo de platicar conmigo, sé que tienen que terminar de filmar. Adiós, chicos.
―Así que, Federico ama a Cristina ―mencionó con clara intención, Virginia―. Que interesante.
―Puede que sí. Tienes que entenderlo, ella no lo quiere y por eso se frustra ―mencionó, siguiéndole el juego.
―Por favor ―espetó con sarcasmo―, ¿quién va a querer a un ser tan maligno?
―Dímelo tú.
―No lo sé ―enarcó una ceja, y se mordió el labio inferior―. Me voy a grabar, al rato te veo.
―Chao.
Carlos la escudriñó un poco más, cuando caminaba lejos de él. Ladeó la cabeza e hizo una mueca. Las lagunas de la noche anterior, le recordaron lo mal que actuó al querer besarla, cuando es un tipo casado. Si lo hubiera hecho, sería la primera vez que engañaría a su esposa. No le pidió disculpas, pero en cualquier momento lo haría.
Un técnico le colocó el micrófono a Virginia, mientras una chica de maquillaje le retocaba el labial y el creyón de ojos. A su vez, Carlos le tocó irse a un bosque a dos cuadras de allí, para grabar junto a otros actores una escena de peleas.
Dos horas después, se hallaban en unas sillas puestas en una terraza. Solo eran Martín, quien fumaba un cigarrillo, Carlos y Virginia. A nadie le sorprendía ver a los tres juntos, ya sabían que eran muy buenos amigos. Sin embargo, algunos de ellos tenían la leve impresión de que se algo se traían entre manos, los protagonistas maduros.
―Presiento que vamos a tener éxito, muchachos ―verbalizó Martín, expulsando el humo del veguero―. Y todavía no se estrena. Estará en cines, y muy posible lleguemos a la nominación de los premios de la academia.
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H I D D E N ©✔
Roman d'amour«Porque, yo no soy ella y tú no eres él. Afortunadamente». Historia dedicada a dos personas, las cuales amo y admiro en demasía.