Deseo, Sexo y Juegos a Ciegas ❤

Capítulo 28, Parte II.

-Chicas - dije caminando hacia la cocina con Devlin en mis brazos. Cuando entre no habían 2 si no 4 chicas.-¿Hola?-dije ya que estas no me miraban.
-_______. ¿Cómo puedes usar tacones cuando tienes problemas con tu pie izquierdo?-me reprocho Nicole. Rodé los ojos y siguió el bombardeo.
-Ya ¿sí?-suspire y me serene.-Sabrina y... Camelia.-dije ellas asintieron.-Un gusto tenerlas aquí. ¿Qué las trae por casa?-pregunte sonriente.
-¡Hola! Me he enterado de que tenias un problemita con tu pie y he decidido venir a traerte un pastel de mejórate.-dijo ella sonriente. Que linda. pensé. Ella se incorporo y me mostro el lindo pastel de chocolate que decía Mejórate.-y bueno Camelia no quiso quedarse.
-Muchas gracias.-dije sonriente. Mire a Erín y a Nicole quienes estaban cambiadas muy lindas.- ¿y ustedes para donde van?-pregunte sentándome. Ya me dolían los pies.
-Iremos al Salón de belleza y cuando terminemos, daremos una vuelta por el mall y luego a tomar unas copas.-dijo Erín moviendo sus llaves.
-¿Y yo qué?-reproche. Ellas rieron.
-Tu querida amiga. Tienes otras coas que hacer, como por ejemplo cambiar pañales. Erín, Camelia y yo nos vamos.-dijo y Camelia se paró de su asiento y salieron.
-Y quedamos nosotras.-dije yo sonriente.- ¿qué recomiendas hacer?-pregunte yo caminando y brindándole una lata de mi soda favorita Naranja.
-¿Qué tal ver una película y comer chucherías?-dijo ella. Negué. No quería ir al cine y en casa no tenia películas.- en mi casa.-dijo ella luego.- ¿sí? y bueno mas tarde no se salir a un restaurant.
-Está bien, pero me pondré algo mas cómodo y guardare ropa en un mochila para la cena.-dije ella asintió. Me pondría algo cómodo, pero claro que nunca podía dejar el glamour de lado.

 Bueno realmente no, me coloque unas playeras en los pies, unos tejanos cortos y una remera con diferentes tonos de gris que ame desde que la vi con las estas palabras al frente. Estamos para complacer. 50 sombras de grey. Mi libro favorito .Cambie a Devlin. Le coloque una camisilla negra, unos jeans y sus converse. Despeine su cabellera y el rio.

-Estas precioso.-dije besándole su mejilla. Salí de su habitación, fui a la mía. Me maquille y me roseé mi perfume, en la mochila metí un lindo vestido rosa pálido y unas sandalias con algo de tacón.-Lista.-dije saliendo.
-Estas hermosa.-dijo ella sonriente. Salimos del apartamento. Me monte en mi auto luego de que acomodara a mi bebe en su silla.- Y adónde vamos.-dije pidiéndole la dirección.
-Escala 1920 4th Avenue.-dijo ella. La mire por un momento.- ¿pasa algo?
-¿Vives ahí?-pregunte. Ella asintió.-Oh por Dios genial. Sabes el papeleo que he hecho yo para conseguir un maldito apartamento en ese condominio. Moriré si sigo en esto, es que me he frustrado.-dije riendo. Ella sonrió conmigo.
-Bueno si fuera por mis propios medio no podría, no tengo tanto dinero como mi novio.-dijo ella. Asentí.
-Oh. No sabía que tenías novio.-dije y pare en su semáforo.
-Sí, y es hermoso.-dijo ella como tonta. Reí con ella.- oh mira allí esta.-dijo ella señalando la calle. Busque por la aceras y no había ningún chico hermoso en ese lado.
-¿Dónde?-pregunte.
-Allí. El de la valla publicitaria.-dijo esta señalándome la cara de James.-James es mi novio.
-¿Qué?-grite. Ella se asusto.-lo siento. Pensé que hablabas del otro cartel.-dije inventándome una excusa rápida. Ella asintió no muy convencida.- ¿estás seguro de que él es tu novio?-pregunte nerviosa y como no estarlo estaba fraternizando con el enemigo. James tiene novia. Pensé. No. grito en mi subconsciente. Con razón ella estaba en la fiesta de beneficencia. Maldita sea.-maldita sea.
-¿Dije algo malo?-pregunto ella. Y fue entonces cuando me di cuenta de que había maldecido en voz alta.
-No, es que no me gusta esperar mucho tiempo aquí.-dije señalando el semáforo. Ella asintió. 

Salimos y doblando dos esquinas casi llegando ella me pido parar en una bodega para comprar golosinas y palomitas de maíz. Que según ella se las había acabado todas. En eso suena mi móvil.-¿Qué?-dije. Estaba molesta y triste a la vez. No podía creer que él tuviera novia. Y yo soltera desde que me dejo. No puede ser. Ya veo que el ya no me ama. Nunca lo hizo. Maldito.
-¿Qué te pasa?-pregunto Nicole.-no te he hecho nada ¿o si?-pregunto.
-No. Niki disculpa. Mal momento. ¿Cómo se la están pasando?-pregunte.
-Genial, tienes que venir. Estamos con unos chicos que están como el doctor los receta.-dijo ella reí.- te apuntas. Déjale el bebe a Loiret.-dijo.
-No, gracias voy de camino a la casa del amor de mi vida... con su novia.-dije amargada.
-¿Qué? ¿Quién?-pregunto alterada.
-Sabrina es la novia de James. Muérete.-dije a punto de llorar. Apoye mi cabeza del volante y suspire. Mis ojos se habían aguado. Eche mi cabeza hacia atrás. No llorare.
-_______.-hablo ella triste.-lo siento. Wow. El mundo es... un pañuelo.-dijo ella.
-Si que lo es.-dije. Respire profundamente.-bueno disfruta y adiós aquí viene Sabrina.-dije y colgué.
-Wow muchas golosinas. Directo a casa.-dijo ella riendo como colegiala. Asentí sin ánimos.

Llegamos a la famosa Escala. Estaba fascinada con esa obra maestra, no conocía de ella muy bien, pero me interese mas cuando leí el mejor libro que alguna vez leí, 50 Sombras de Grey. Me había quedado enganchada de la trilogía. Tanto que la tenía en mi celular, en mi Ipad, en mi Mac, los libros materializados, remeras y la pulsera que Christian le había regalado a Ana en su cumpleaños. Me había enamorado por completo pero con un detalle. Mi Christian Grey era mi castaño de ojos miel. Subimos y en el piso 250 estaba su apartamento. Oh tan 50 sombras. Pensé. Llevaba a Devlin dormido en brazos. Sabrina me señalo un dormitorio, entre en él y acosté al niño. Había una gran variedad de películas pero como chicas al fin nos fuimos por el lado del romanticismo. El diario de Noa.
-Veremos esta. Luego pondremos otra ya que mi novio llegara y no le gustan estas cursilerías.-dijo ella, la piel se me puso de gallina. El vendría aquí. Estaríamos en la misma habitación. Dios. De tan solo pensarlo la piel se me pone de gallina.
-Genial.-dije nerviosa. No puedo esperar a verle. Pensé.