Capítulo 21, Parte III.

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  -¿Lista?-pregunto Alejandro saliendo del ascensor. Yo le sonreí y me incorpore, el vestía un traje a medida azul marino y su cabello desordenado me recuerda a...-estas hermosa.

-Gracias tú no estás nada mal.-dije acercándome a arreglar su rebelde melena Negra.

-¿Qué haces?-pregunto alejándose.

-Intento arreglarte la maraña de pelos.-dije. Él sonrió de lado.

-Porque no mejor me lo despeinas más.-dijo él con una sonrisa pícara.

-Cooper.-dije aludida.

-Ya que solo es una broma. Una de mal gusto.-dijo.-Hola Erín.-saludo y fue directo donde Devlin quien jugaba con su pequeña sonaja.-Hola campeón.-un gritito del niño le fue suficiente a Cooper para saber que el niño se alegraba de verlo.

-¿De qué trata la salida?-pregunte colocándome el cinturón de seguridad.

-Es una cita _______.-me aclaro él. Levante mi vista hacia él. Sonreí nerviosa y él sonrió complacido. -¿Te molesta?-pregunto. Negué sin articular palabra.

-Estás hermosa.-me alago él mientras me ayudaba a sentarme en la silla. Sentí un escalofrió en mi cuerpo cuando susurro esa palabras en mi cuello. Cuanto tiempo que no sentía algo similar, desde la última vez que estuve con...

-Gracias.-dije pasando las manos por mi vestido verde esmeralda.

-¿Qué vas a ordenar?-pregunto el mirándome.

-Ni siquiera he visto el menú.-dije mirándolo a él y al menú que se encontraba al frente de mí.

-No tienes que verlo siquiera para saber lo que vas a pedir.-dijo este con certeza. Surque mis cejas.

-Oh.-reí.-Entonces me conoces bien ¿he?-dije riendo petulante.

-Sí, lo suficiente como para saber que pedirás lomo de cerdo con salsa de manzanas y brandy, sin entrada, el mejor vino que tiene la casa, y pastel de chocolate cubierto de almendras.-dijo. Sin apartar la vista de mí.

-Oh.-mi boca callo repentinamente en una O.- ¿Cómo demonios?-baje la mirada nerviosa.- no sabía que era tan predecible.

-No lo eres.-dijo y callo.- solo te conozco bien.-me informo. Le mire suspicaz.

-No sabía que me habías estado estudiando.-dije mirándolo juguetona.

-No, solo te he observado muy bien últimamente.-se recostó de su asiento.

-¿Así, y eso porque?-pregunte enarcando una ceja.

-Esperaba hacerlo después de que ordenaras pero al ver tú estado de total y completa desesperación cederé. -reí estupefacta y el continuo. Su mirada se ensombreció de repente.-me gustas ______, más de lo que deberías. Te deseo, y en estos momentos nada me gustaría más que tumbarte en esta misma mesa y entrar entre tus piernas.-confeso sin pestañar. Un calor increíble cruzo mi cuerpo atravesándolo como una espada de doble filo. Un jadeo salió de mis labios sin previo aviso. Él sonrió complacido.

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