Jeon Jungkook pensó que la vida no tenía sentido si no podía observar con claridad, su pasado era una venda que aún no podía quitarse de los ojos, sin embargo, Lim AeRin llegó a pintar sus ojos de colores únicos e inigualables, haciéndole ver el ver...
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—¿Segura que te encuentras bien? ¿No te hizo daño?
AeRin suspiró.
—Jungkook, es la tercera vez que te lo digo, no me hizo absolutamente nada.
Había pasado más de una semana desde que Kim se atrevió a confrontar a AeRin, Jungkook no se le despegaba ni un instante y a ella comenzaba a fastidiarle.
Ahora, estaban sentados bajo el mismo árbol de siempre, comiendo algunos bocadillos que Jungkook se había encargado de comprar para AeRin para compensar el hecho de su actitud sobreprotectora. La chica sonreía feliz de estar comiendo algo más que ramen, frituras y pizza.
—Jungkook, ¿Estarías dispuesto a hablarme de ti? – el nombrado quedó sorprendido antes las palabras de la chica.
—Taehyung te dijo cosas, ¿Cierto?
—En realidad, no – metió un bocadillo a su boca – es solamente curiosidad. Creo que me he abierto contigo lo suficiente como para merecerme un poco de tí, ¿No lo crees?
Jungkook odiaba tocar temas que involucraran su pasado, era un conjunto de emociones que deseaba seguir manteniendo resguardados en un cajón con llave dentro de su corazón y su mente. AeRin suspiró ante el silencio del joven.
—Creo que iré a ver a Yoongi – se levantó sacudiendo un poco su pantalón.
—Ae...– Jungkook tomó su mano tratando de detenerla, pero ella se safó con suavidad.
—Entiendo que odies quizás tú pasado, pero no puedes cargar con ese dolor tú solo toda la vida – ella se volteó para emprender su camino – está bien ser vulnerable.
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—Soy un peleador clandestino, he ganado mi dinero a base de sangre ajena e incluso inocente – Jungkook revolvió su cabello – joder, solo voy a asustarla.
Jeon había estado ensayando frente al espejo cómo sincerarse con AeRin, sus palabras habían calado su ser y quiso esta vez, confiar en ella. Caminaba de un lado a otro ansioso, la chica no le había dirigido la palabra desde que se fue con Yoongi, literalmente sólo le musitó un gracias cuando la ayudo a subirla al auto y cuando llegaron a casa. AeRin se sentía incómoda, aún sin decírselo a nadie, por las palabras de Taehyung. Y si retrocedía aún más en el tiempo, aquella frase de Jimin calaba hasta lo más profundo de su corazón.
