—Ésto es una maldita mierda, Namjoon – el chico bebía un poco del agua que este último le brindaba – Carson me está ganando.
—¿Te encuentras bien, Jungkook? Carson jamás te había botado al piso como lo hizo hoy.
Jungkook chasqueó su boca, limpiando de manera abrupta el sudor que había en su frente y algunas gotas de sangre con su chamarra negra.
—Sabes que Taehyung no quiere dejar el negocio con Johnson – el peliazul suspiró, sintiendo lástima por su amigo – está metido hasta la mierda con ellos, aún les debe mercancía que los rusos no le han podido devolver.
Namjoon negó lentamente.
—Estúpido Kim, ¿Acaso no le importa su vida?
Jungkook encogió sus hombros con simpleza.
—Sólo espero que no me acarree a sus problemas con los rusos – se cruzó de brazos – sé de lo que son capaces esos cabrones y no pienso salvarle el trasero una vez más.
La vida daba muchas vueltas, su curso podría cambiar en un instante, muchas veces para el bien, y la gran mayoría de las veces para el mal, cosa que para Jeon Jungkook se había vuelto su pan de cada día. Alto, de ojos color café claro, un cuerpo trabajado al cien por ciento y una sonrisa que derretía a cualquiera, su vida parecía envidiable ante la perspectiva de los demás.
Pero por supuesto que las apariencias engañan.
Huérfano desde los 8 años, pasó por muchos hogares sustitutos, sin embargo, jamás se adaptó a alguno, siendo regresado por la mayoría de las familias después de un mes de haberlo adoptado al orfanato donde estaba pasando su infancia. Su medio hermano Kim Taehyung le visitó cuando recién había cumplido los quince años de edad, ofreciéndole un trabajo que sólo requería de mucha actividad física y mucha dedicación. Al fin ingenuo, Jungkook creyó en la palabra de su hermano de diecisiete años, aceptando sin renegar su propuesta.
Grave error.
Aquel maravilloso trabajo no era nada más y nada menos que peleas clandestinas por las noches, dónde al menos por cada pelea que ganara, obtenía la jugosa cantidad de cinco mil dólares como mínimo.
Con el pasar de los años, se convirtió en el jugador favorito de todos, así como también se convirtió en el centro de las apuestas de personas con altos mandos.
Para él era una simple pesadilla que quería terminar, se sentía atado a una vida sin felicidad y sin color.
Estando ya en casa, se despojó de su ropa para meterse a la ducha y tomar un relajante baño. Su largo cabello ondulado se pegaba a los costados de su cara y las gotas de agua resbalaban lentamente por todo su cuerpo tornándose de un ligero color carmín al impactar en el piso. Una camisa negra y unos pantalones del mismo color bastaron para que el joven de ahora veinte años se vistiera y se metiera en su cama para poder dormir, o al menos descansar su cuerpo después de un día tan agotador.
Miró hacia el techo de su habitación y vislumbró las pequeñas estrellas color neón pegadas sobre el techo blanco de la misma.
Esperaba que las estrellas le concedieran uno de sus mayores deseos desde que era niño.
Deseo encontrar la felicidad y el color en la vida, porque pareciera que estoy condenado a vivir en la porquería y en la miseria.
—¡AeRin! Se te hará tarde para la escuela, ¿Ya estás lista?
Lim AeRin, diecinueve años, un metro con sesenta de estatura. Era la excepcional definición de alegría, sensibilidad y fortaleza. De facciones delicadas, pómulos bien marcados, ojos grisáceos y mejillas regordetas, era la persona más adorable y bonita que alguien pudiera conocer. Todas las chicas de su escuela le envidiaban aquella forma de ser tan amena y el aura tan puro que transmitía con tan sólo su presencia.
Aparentemente ella era sumamente feliz con lo que tenía, no obstante, había un gran impedimento para que ella pudiera disfrutar su vida al máximo.
Sus encantadores ojos grisáceos sólo le permitían ver oscuridad. Un accidente automovilístico le había arrebatado la oportunidad de observar todo lo que había a su alrededor.
Manoteó en el aire y encontró el pomo de la puerta de su habitación. Giró el metal y dió cuatro pasos para poder salir, sin embargo, calculó mal la distancia y cayó dos escalones sin antes topar con las piernas de alguien.
—Rin, ¿Por qué no me dijiste que habías terminado? – el chico le ayudó a levantarse – pudiste haberte lastimado, de nuevo.
—Jimin, estoy bien – AeRin sonrió – una caída no puede arruinar mi vida.
—Pero puede arruinarte algún hueso, ¿Eso te parece poco? – el rubio de voz suave trató de sonar comprensible con su mejor amiga.
—Ya se hace tarde, llévame al comedor.
Éste sólo era el comienzo de un día común en la vida de AeRin.
¡Ahora tengo 4 historias en emisión!En efecto, estoy loca.
Pero éste proyecto en especial me tiene bastante emocionada, es mi primera vez escribiendo romance y me siento muy nerviosa.
Espero pueda ser del agrado de ustedes y puedan apoyar la historia para que llegue a más gente.
¡Disfruten ésta aventura! ❤️
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Your eyes tell ¦ JJK
Teen FictionJeon Jungkook pensó que la vida no tenía sentido si no podía observar con claridad, su pasado era una venda que aún no podía quitarse de los ojos, sin embargo, Lim AeRin llegó a pintar sus ojos de colores únicos e inigualables, haciéndole ver el ver...