Jeon Jungkook pensó que la vida no tenía sentido si no podía observar con claridad, su pasado era una venda que aún no podía quitarse de los ojos, sin embargo, Lim AeRin llegó a pintar sus ojos de colores únicos e inigualables, haciéndole ver el ver...
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AeRin se encontraba recargada sobre el pequeño balcón que había en la habitación, las estrellas brillaban a su máximo esplendor así como las gotas de lluvia impactaban en el suelo generando un sonido satisfactorio para sus oídos, SiHyeon había estado inquieta durante las últimas horas impidiéndole dormir y teniendo en cuenta que tenía treinta y ocho semanas de gestación ya cumplidas, en cualquier momento podría romperse su fuente y tenía que estar lista para cualquier situación. Jungkook había trabajado muy duro durante esos meses a pesar de sentirse algo mal, algunos resfriados, enfermedades estomacales y problemas para dormir se alojaron en su cuerpo, a pesar de siempre ser un hombre sano y cuidar de su cuerpo ejercitándose y comiendo adecuadamente.
Giró su cuerpo para ver a su esposo dormir plácidamente, eran aproximadamente las dos de la mañana y su vientre dolía solo un poco. Gracias al esfuerzo de Jungkook habían logrado dar el primer pago de la que sería su casa, una con una hermosa vista de la ciudad y en una zona totalmente céntrica. Las luces le hacían sentir más tranquila después de pasar tanto tiempo en la oscuridad, odiaba recordar su tiempo durante aquel prostíbulo que poco a poco había estado olvidando con ayuda de las terapias, además de que el hecho de que Yoongi hubiera seguido el caso de HyungSik y le informara que le habían dado cadena perpetua tanto a él como a Taehyung le hacía sentir más segura que antes.
—Calma, SiHyeon – acariciaba su vientre para mantener un poco más calmada a la bebé, quien se movía inquieta provocándole algunas molestias – papá está dormido y no queremos despertarlo.
Pasaron algunos minutos, quizás una hora máximo cuando el dolor iba en aumento, el sonido de la lluvia lograba relajarla, sin embargo, para su buena suerte Jungkook se había levantado al baño, por lo que al verla despierta fue hacia ella abrazándola por detrás.
—¿No puedes dormir? – su voz ronca traspasó los oídos de AeRin – ¿Estás bien?
—He tenido algo de dolor, pero lo normal – AeRin suspiró – ¿Podrías servirme un poco de té? La olla está en la mesa y junto está mi taza.
No supo en que momento su vista comenzaba a nublarse debido al mareo tan repentino que sintió así que se tomó con fuerza del balcón para no caer y lastimarse.
—Aquí está tu...– Jungkook dejó a un lado el té para ir a sostener a AeRin, la cual se balanceaba ligeramente, como si en cualquier momento fuese a desfallecer – Ae, vamos a sentarnos.
—Quiero ir al baño, Kook...– no pudo terminar la oración cuando un líquido resbaló de sus piernas y el dolor en su vientre incrementaba segundo a segundo – K-Kook.
Lo primero que hizo fue llevarla a la cama para que no se lastimara, sacó del armario la maleta que días anteriores habían preparado para cuando fuera el momento junto con los papeles necesarios de AeRin, tomó las llaves del auto y lo encendió colocando todo en los asientos traseros, corrió nuevamente hasta el departamento cargando con delicadeza a su esposa, cerró muy bien todo y bajaron hasta donde estaba el auto. La sentó en el asiento del copiloto y colocó con cuidado de no lastimarla el cinturón de seguridad. Ella mantenía cerrados sus ojos para calmar su dolor, apretaba la tela de su ropa al igual que sus dientes y en ocasiones mordía sus labios. Jungkook manejaba con precaución mientras sostenía la mano de AeRin, sin embargo, la soltó un momento para llamarle a alguien que le fuese a acompañar.
