D I E C I S I E T E

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—Señor, volvió tan pronto – Anderson sonrió nervioso – ¿Cómo le fue?

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—Señor, volvió tan pronto – Anderson sonrió nervioso – ¿Cómo le fue?

—Deja de hacer preguntas estúpidas y reúne a tus mejores hombres – Pent sonrió – visitaremos a Jungkookie.

Frank asintió y comenzó a llamar a muchos hombres, tal como se lo pidió su jefe. Mientras tanto, Jungkook y AeRin habían vuelto al departamento, topandose con dos chicos sentados en el sillón en absoluto silencio. El pelinegro quería estallar de la risa en cuanto vió sus caras y su cabello totalmente desaliñado.

—¿Acaso éste fue el campo de la tercera guerra mundial? – no pudo aguantar más y explotó en risas – ¡Joder, que cómicos son!

—Idiota...– susurró Yoongi.

—¿Les fue bien en el hospital? – habló en voz baja el rubio – lamento que hiciéramos este desastre antes de tu cita, Ae.

—Descuida, no estuvo del todo bien, así que me alegra no hayas escuchado eso.

—¿Tan mal les fue?

Jungkook suspiró antes de hablar.

—Necesitamos un donante de córneas, de lo contrario no podemos remediar nada.

—¿De verdad? – habló sorprendido Yoongi – ¿Saben dónde podemos encontrar donantes? En las morgues.

—¡Estás enfermo, maldito imbécil! – gritó horrorizado Jimin, haciendo reír a los demás – eso es perturbador.

—Puede tener razón, pero debe de ser con consentimiento de la familia – musitó AeRin – o del fallecido, en su defecto.

—Podemos hablar con la familia de alguno de ellos y presentarle la situación de ella – Jimin colocó su mano en su mentón – tal vez tengamos alguna oportunidad.

Pasaron el rato pensando algunas soluciones ante el problema de ella, sin embargo, también disfrutaron de un buen pollo frito, soju y risas. No se dieron en que momento anocheció, pero al menos Jimin y Yoongi estaban totalmente fuera de sí gracias al alcohol, dejando prácticamente sola a la pareja.

—¿Sabías que me encantan tus ojos? – Jungkook sonrió – son grises pero profundos.

—Oh basta, Kook – AeRin se escondió en su pecho – fue suficiente en el parque.

—Nunca es suficiente para mí – él la miró fijamente – te amo, AeRin.

Ella se quedó estática en su lugar, sentía que su corazón latía más rápido de lo habitual y que el calor se alojó en sus mejillas. Jugueteaba nerviosa sus dedos, sin saber que responder, no obstante, dejó que su corazón respondiera por ella.

—También te amo, Jungkook.

El pelinegro sin pensarlo tomó las mejillas contrarias y estampó sus labios con los de ella. Ésta vez no era como el beso en el auto, era un beso apasionado, lleno de muchas emociones, sus respiraciones se mezclaban, así como sus bocas saboreaban el alcohol en ellas. Él decidió tomar la nuca de AeRin para profundizar más el beso, así como ella atinó a tomar su cabello y comenzar a juguetear con él. Sus lenguas se abrieron paso en la boca contraria y empezaron a tener un ligero juego.

Your eyes tell ¦ JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora