«Hymenoptera»

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Los rayos del sol chocaban contra la ventana de la habitación de Minji, cuyo contorno se adornaba con múltiples stickers de caricaturas, algunos ordenados y otros puestos a su suerte, unos sobre otros. Era un día particularmente cálido, todo parecía brillar, algunas cigarras cantaban y Sangah se paseaba en brasier y bragas por una casa que no era la suya, el padre de la mayor había salido hace dos días y podía ella hacer lo que quisiera donde su mejor amiga. Si podía existir algo que esa chica adorara más que buscar bichitos en el jardín, definitivamente era pasar sus días en ese pueblo, tan tranquila mientras el sol quemaba su piel y Minji le dejaba visitarle a cualquier hora.

ㅡ¿Puedes, por favor, dejar de dar vueltas y acostarte? ㅡsuplicó la muchacha de mejillas rechonchas al ver a Sangah apoyarse en la ventanaㅡ. Llevas así desde que te levantaste y ya va una hora de puras vueltas. ¿Acaso te cuesta venir y dormir un poco más conmigo?

ㅡNo he podido dormir mucho estos días, así que me acostumbré a levantarme temprano. Espero no te moleste que haya robado algo de caféㅡLa muchacha dijo tranquilamente y sin apuros, mirando a la otra, quien hundía su cabeza en la almohada buscando comodidad.

ㅡEstás en mi casa, usando mi cama y te preocupa haber sacado café, ¿Es en serio, Sangah?

Luego de esa queja por parte de Minji, Sangah estiró su cuerpo antes de notar un puchero en los abultados labios de su amiga y decidió hacerle caso, volviendo con ella a la cama, acogiéndola en sus brazos y dejando que se pegara a ella como una garrapata, además de apoyar su cabeza en los pechos de Sangah. Quizás no eran tan grandes como los de la mayor, pero para Minji eran lo suficientemente cómodos y siempre serían una buena opción para descansar, sobre todo si la menor le acariciaba la cabeza y enredaba cariñosamente sus delgados dedos en su cabello castaño.

ㅡ¿Qué te tiene así? ㅡpreguntó Minji mientras jugaba con un diminutos listón en el sostén de la otra.

ㅡNada, simplemente me ha dado por desperdiciar la noche y beber café temprano ㅡSuavemente Sangah dejó un beso en la frente ajena y acarició una de sus mejillas con su mano derechaㅡ. No debes preocuparte, Jiji.

La aludida no respondió y solo bajó su rostro, comenzó a jugar haciendo círculos en el vientre de la chica, disfrutando del tacto con su piel, la cual estaba algo morena debido a los días en la playa. La mayor recordaba que la primera vez que habían ido solas a la playa, Sangah se distrajo tanto que había olvidado aplicarse protector solar y al final del día parecía una pequeña chica tomate. Aunque Minji detestara ver pasar mal a su mejor amiga, no evitó regañarla cuando la chica había comenzado a llorar al cambiarse de ropa al día siguiente, agradeció mucho que estuvieran solas, porque los gritos y quejas de Sangah habrían llamado la atención de cualquiera.

Esa noche, en casa de la menor aprovechando que su padre había ido a cenar, ninguna pudo cerrar pestaña, Minji pasó al menos una hora sobando su cuerpo con cremas humectantes, pero nada funcionó, porque Sangah no podía ni siquiera acostarse correctamente gracias al dolor, por ende la mayor tampoco dormiría al verle así, fue una de las noches más largas de sus vidas. Pero lo más asombroso para Minji, es que luego de que el dolor se fuera, Sangah hizo como si nada y se reía de las marcas que habían quedado gracias a su traje de baño, como si no hubieran pasado noches sin dormir y si Minji no hubiera estado casi en las lágrimas cada que la oía quejarse.

Zafándose del abrazo de la chica de cabello negro, Minji se separó de ella, apoyándose en la cama con sus manos, mostrando su cuerpo completo, que al igual que Sangah, solo cubría un sostén y unas bragas, un juego celeste bastante adorable. Aunque la menor creyera que el mar era realmente hermoso, no se comparaba a Minji, nada se comparaba a la belleza de Minji, la chica no era lo que llamarían delgada y a Sangah siempre le había gustado así, pues se veía realmente preciosa cuando se marcaban los rollos de su abdomen, sin mencionar su cara dulce de mejillas rechonchas y hoyuelos. En la cabeza de Sangah no podría caber la idea de alguien más bonito que Minji.

《Blue Moon》[Monsta X - Cortos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora