《Sea ​​Witches》

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¿Por qué una chica como Dodo terminaba en la casa de una brujita?, la respuesta era fácil pero a la vez complicada, en esencia era culpa de Sangah, una joven bruja amiga de esa chica, quien le rogó para que fuera a pedirle algo a una conocida, porque ella estaba muy ocupada metida entre un montón de libros y viviendo lo que Dior llamaba un ''período de ermitaña'', en los cuales la joven no quería salir de su casa, dedicándose a leer y a hacer experimentos. Al principio la mayor se negó a hacer caso a esas súplicas, explicándole que no quería ir donde una desconocida a pedir algo, además que Sangah ni siquiera le había dicho como era esa persona, solo le dio la dirección e indicaciones, pero si la muchacha era amiga de ella y Dior, solo podía esperar a alguien extraño, como si ser una bruja no fuera suficiente.

Luego de que las excusas de Dodo no fueran escuchadas, la chica se resignó a ir y cumplir el capricho de la menor, por lo que terminó en frente de una pequeña casa cubierta de coloreadas flores y enredaderas (Aun así luciendo ordenada y prolija), construida de madera y dando a un verde prado de margaritas sin florecer. Tocó la puerta un par de veces y esperó, no demasiado, porque pronto fue escuchada y al abrirse la puerta se mostró una chica mucho más bajita que Dodo, delgada y con sus mejillas algo regordetas, sus pómulos eran marcados y sus labios brillaban debido al tenue rosa que les adornaba, sumando a eso su vestido blanco y chaleco celeste, esa persona lucía cómo una chica buena de alguna película de estudio Ghibli. Una película la cual Dodo elegiría ver solo porque estaba ella ahí. 

ㅡ¿No eres tú amiga de Sangah? ㅡpreguntó sacando a la más alta de sus pensamientos, es que se había perdido en su mente cuando la vio.

ㅡOh, sí, lo soy ㅡDodo respondió tratando de recordar el objeto por el que la habían enviadoㅡ. Vine por un cactus que Sangah dejó aquí.

ㅡYa lo recuerdo, ven, pasa.

Sin tardar, Dodo pidió permiso y entró, dejando sus zapatos en la entrada y usando unas pantuflas grises que había bajo un mueble. Lo primero que notó estando dentro, fue que todos los anaqueles de la casa estaban puestos más abajo de lo común, lo único alto eran algunos cuadros con fotografías, al principio le pareció realmente extraño, pero al notar que la chica no debía medir mucho más de metro y medio, le hacía mucho sentido el orden de la casa, estaba perfectamente hecha para ella. 

Aún en silencio y sin mencionar nada sobre su curiosa casa, Dodo siguió a esa chica hasta un jardín trasero de imagen resplandeciente, todo estaba en un orden envidiable y desplegaba vida de solo mirarle, ni siquiera el jardín de Wonhee era así, con lo mucho que ella cuidaba sus plantas. 

ㅡEs un jardín muy bonito ㅡmusitó Dodo luego de que detuvieron sus pasos y la más baja se hubiera agachado tomando un pequeño macetero entre sus manos.

ㅡGracias... ¿Doyeon?

ㅡ¿Sabes mi nombre? ㅡAsombrada ella preguntó.

ㅡSí, te he visto un par de veces y Sangah me ha hablado de ti.

La chica se acercó hasta Dodo y le entregó el cactus, sonriendo antes de mirar al cielo y cerrar los ojos gracias a lo rayos del sol que le golpeaban. Se preguntaba la más alta si es que la había visto antes, leves recuerdos de una chica bajita y de cabello negro llegaban a su cabeza, se habían encontrado en casa de Sangah dos o tres veces, además que ciertos días chocaban en el mercado de mariscos. Dodo no recordaba cosas así, solía estar con la mente en otros lados y no prestaba mucha atención a su entorno, pero estaba asombrada de haber olvidado la existencia de una chica así, posiblemente lucía demasiado común de lejos, sin destacar ni llamar la atención, lo que sonaba ilógico teniendo en cuenta lo bonita que era.

Eso era lo más posible, según Dodo, pues su actitud parecía calmada y agradable, además vestía de forma simple, se veía como alguien a quien no notarías en una fiesta o en cualquier lugar concurrido, aunque ciertamente, la chica tenía que quitarse a muchos tipos de encima que buscaban coquetearle cuando caminaba por la calle o por los pasillos del supermercado, todos creían que era frágil y sería sencillo conseguir algo con ella, nada más alejado de la realidad.

《Blue Moon》[Monsta X - Cortos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora