«Long distance (not) relationships»

27 3 0
                                    

La pantalla de ese Arcade de 999 juegos, hacía brillar los ojos de quien lo jugaba, reflejándose en ellos la pelea sin piedad entre dos boxeadores ficticios; uno manejado por Changkyun, un humano de carne y hueso (hasta donde él sabía) y el otro peleando según una seguidilla de códigos en su programa, en sí, manejado por una máquina.

Un golpe certero llevó al boxeador del humano a caer rendido en el pavimento, mostrando una texto grande y rojizo que remarcaba aun más su derrota, acompañando eso, en un texto blanco se pedía en inglés otra moneda para continuar mientras un contador comenzaba la cuenta regresiva.

Hyung, hyung! -gritó desesperado el humano mientras miraba con angustia los números retroceder-, dame más monedas.

-¿Te quedaste sin dinero? -respondió una voz tras un mostrador de cristal.

-¡Sí, sí, rápido, hyung, dame una moneda o Junior morirá!

-¿En serio se llama así?

A Changkyun aquello no le estaba haciendo gracia, para nada que lo hacía. A pocos segundos de que el contador llegara a uno, Changkyun apresurado se encaramó en el mostrador frente al cajero, devolviendo una paleta de mora que traía en el bolsillo.

-Ahora dame mis monedas.

-Esto ni siquiera lo venden aquí, mocoso.

-Pues te lo vendo, tómalo o déjalo, ¿qué más quieres de mí? ¿mi ropa, mis zapatos, mis lentes? te lo doy si me das una moneda.

El cajero tuvo un deja vu de hacía unos años atrás, cuando era adolescente y el hermano mayor de Changkyun, igual de desesperado, le había ofrecido cosas peores por unas monedas para maquinitas. Las hubiera dicho, pero aquello no eran historias que contar a chiquillos de doce años.

-Vale, vale -El cajero se rindió, entregando un par de monedas de sus bolsillos-. Toma y gana de una vez.

-¡Gracias, Minhyuk hyung!

Minhyuk asintió y reanudó su increíble tarea de ordenar los caramelos, ya que su primo los había mezclado todos en el turno anterior. La sandía con la sandía, la uva con la uva, la menta con la menta y así, nada de mezclas raras que no hacían más que entorpecer su ya tedioso trabajo. "Tan inteligente como siempre, Minhyuk, haciendo feliz a tus tíos mientras sacrificas tus ya miserables vacaciones" pensó el chico mientras acomodaba el último paquete de chicles rosados.

Muy miserables vacaciones, pues le hacía falta alguien.

A sus espaldas, el cajero escuchaba los chillidos de victoria de Changkyun, quien al parecer le supo sacar provecho a su moneda. Cuánto quisiera Minhyuk ser todavía pequeño y gastarse todo un día jugando en una maquinita a la par que se llenaba el estómago de porquerías insanas que el amable dueño de la tienda, su tío, le regalaba (en espíritu, porque Minhyuk realmente se las robaba). Luego Minhyuk perdería y pasaría a jugar Hyungwon, cuya partida Minhyuk ignoraría por completo, pues estaría muy concentrado en comer papas fritas mientras se perdía en los ojos tan grandes de su mejor amigo, quien parecía nunca cerrarlos al jugar videojuegos. Luego se chuparía los dedos y Hyungwon le diría asqueroso.

Los ruidos que hacían los dedos de Changkyun al presionar los botones dejaron de escucharse de un momento a otro, sacando a Minhyuk de sus ensoñaciones nostálgicas y patéticas sobre su adolescencia.

-¿Ya te aburriste? -preguntó.

-Nah, es solo que quiero guardar energías para mañana.

-No me digas tú que también vendrás mañana.

-Claro, hyung.

Minhyuk se estiró sobre el mostrador, exhalando de forma que soltó toda su frustración en un solo segundo.

《Blue Moon》[Monsta X - Cortos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora