«Dear deer»

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El aroma a musgo y madera estaba por marear a Jooheon, hubiera sido agradable de no ser porque no había comido nada desde que se levantó, ¿cómo esperaba su padre que disparara así?, se desmayaría antes de siquiera apretar el maldito gatillo de la escopeta. Para comenzar, él ni siquiera quería cazar, le levantaron al romper el alba y sin darle explicaciones había terminado montado en el asiento del copiloto en la camioneta de su padre, con una escopeta en sus manos. Con su escopeta en las manos, la que él mismo había grabado con sus iniciales. Hasta ese momento, Jooheon solo había disparado a las piñas en los pinos y a latas de refresco vacías (o para experimentar, las usaba llenas). Por el camino, su padre le fue explicando el itinerario del día, que irían al bosque a por conejos y, si es que tenían suerte, podrían encontrarse con un ciervo que llevar a casa. La idea a Jooheon no le hacía mucha gracia, no terminaba de sentirse bien sabiendo que mataría a un animal ( o de lo contrario no sería un buen hombre, o algo así le había dicho su padre).

Tantas vueltas dieron que en algún punto se habían separado y Jooheon terminó vagando entre árboles tan altos que parecían romper el cielo.

Iba a echarse a llorar en cualquier momento, no había más que árboles a su alrededor y no hallaba rastro alguno de un camino, ni siquiera del que le había llevado hasta allí. Estaba desesperado. Su padre lo odiaría por ser un niño estúpido que se perdió en el bosque y que no era capaz de cazar.

Jooheon se detuvo cuando comprendió que sería inútil seguir caminando, no haría más que hundirse en el bosque, si es que aquello era posible. Resignado se sentó junto a un árbol, abandonando su escopeta sobre el pastizal, mirándola con resentimiento, imaginando que las palabras de su padre salían por el cañón. Olvidando todo por un momento, Jooheon hundió su cabeza entre sus rodillas dobladas, cerrando los ojos con tanta fuerza que incluso dolía. Tras él, se escucharon unos pasos, creyendo que era su padre, se puso de pie y miró a su alrededor, fingiendo una compostura que le costaba llamar propia. Para su sorpresa, cuando Jooheon se dio la vuelta, no se encontró con el rostro estoico de su padre, si no que con la mirada de un ciervo. Apenas el chico pestañeó, el animal echó a correr para adentrarse mucho más en el bosque. Sin saber cómo reaccionar, Jooheon tomó su arma y siguió al ciervo, pensando que al menos haría algo bien además de perderse y llorar.

No supo cuánto tiempo estuvo tras el ciervo, pero sus piernas ya se hallaban resentidas y temblaban a cada paso, para empeorar más su suerte, el animal se había escondido tras unos matorrales. Algo enojado con el ciervo, Jooheon atravesó la vegetación de mala gana, cerrando sus ojos y moviendo sus manos a diestra y siniestra.

Al abrir los ojos, la escopeta de Jooheon cayó al suelo y casi lo hace el mismo Jooheon, pues no eran solo ciervos lo que había ahí.

Ante él, un chico que aparentaba su edad se hallaba sentado rodeado por un montón de ciervos, entre su cabellera castaña, se dejaban ver dos orejas propias de un cérvido y un par de astas, a las que una fina línea de hilo y joyas adornaban, enredándose armoniosamente entre ellas. Una joya azul caía justo en su frente, contrastando con su pálido rostro. Muchas flores le recorrían, como enredaderas adheridas a su cuerpo juvenil. Estaba cubierto por un vestido de brillante tela blanca, aunque manchas verdosas se veían en él.

—¿Qué haces aquí, humano? —preguntó el chico ciervo, abrazando a unos de los animales junto a él.

Jooheon no respondió, se encontraba inmóvil, sin creerse lo que sus pequeños ojos veían, ¿era real ese muchacho con orejas de cérvido? ¿podían existir seres así fuera de los libros? Jooheon tenía tantas preguntas, pero nada pudo salir de sus labios. Como un instinto inherente a él, quiso correr, huir de aquello desconocido, pero sus piernas parecían hechas de acero y fue incapaz de moverse. Lo extraño era que no sentía miedo, siendo Jooheon tan asustadizo y llorón.

《Blue Moon》[Monsta X - Cortos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora