CAP 5

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--------Mei-------

   Mi padre me observaba seriamente mientras blandía una daga, y yo estaba atada a una silla sin saber qué hacer. Exactamente esa era la situación de ahora.

Había un ambiente silencioso e incómodo, por eso decidí hablar.

—No voy a pedir perdón si eso es lo que quieres.

El duque se acercó ágilmente y pegó la punta de la daga en mi cuello, como si fuera un enemigo, un asesino.

Pobre verdadera Keila, debió sentirse sola, sin ningún familiar que la quisiera. Sentí verdadera lástima y pena por ella.

—¿Cuándo vas a madurar? —dijo fríamente—. Recuerda que todo lo que tienes es por mí.

Sus ojos se postraron en mí intensamente y sentí miedo, mucho miedo. Comencé a dudar.

¿Qué debería hacer? ¿Pedir disculpas? No, no debería, pero... ¿Y si realmente coqueteé con su novio? Si realmente lo hice... es cierto que me estaría comportando como una inmadura. Pero había algo dentro de mí diciendo que todo era falso y que me estaban incriminando por algo que no había hecho, y esa fuerte sensación hacía que creyera en ese pensamiento.

—Me disculparé —sonreí falsamente.

Sé que estaba contradiciendo mis pensamientos, pero caí en la cuenta de que esa opción era la mejor para sobrevivir. Si me negaba a pedir perdón, había grandes posibilidades de que me matara. Ahora tendría que fingir que realmente lo hice.

Cada vez que lo pensaba, estaba más de acuerdo. Era muy excesivo ponerse de esa forma por un chico. ¿No tendría también el prometido parte de la culpa? Es por eso que todo me parecía raro... Mi cabeza quería explotar.

Mi padre me desató. Al salir de la habitación, él me hizo señas para que lo siguiera y obedecí.

Cuando entramos en el comedor, "que realmente era alucinante por los objetos que lo decoraban y los muebles", mi rostro se ensombreció al ver a mi hermana sentada en la mesa con una sonrisa de oreja a oreja, que la muy capulla cambió rápidamente a un llanto cuando mi padre apareció.

—Padre... —me miró mientras lloraba con lágrimas de cocodrilo—. Esa zorra se atrevió a coquetear a mi prometido y sabe perfectamente sobre nuestro matrimonio. ¡Lo ha hecho adrede!

—Si fuera cierto, da gracias a que no me lo he tirado —se escapó de mi boca. Esta vez no me arrepentía de lo que había dicho.

Mi cara ardió en ese momento; esta vez dolió y mucho. Sentí un sabor metálico en mi boca. Me había pillado por sorpresa, dejándome un poco desconcertada.

—¡Das lástima! —dijo mi padre, enfadado por mi actitud. Detrás de él, mi hermana sonreía, burlándose de mí.

No sé de dónde sacó la muy perra el talento para actuar, pero eso no significaba que yo era nefasta también en el mundo de la actuación.

De mis ojos salieron lágrimas "falsas, claro" y me arrodillé en el suelo.

—Padre, no era mi intención, pero fue él quien empezó a coquetearme. ¿No debería él pagar por lo que ha hecho? Intentar seducir a una chica noble cuando ya tiene mujer... Además, pensar que el hombre que quiere mucho a tu hija favorita ha intentado... —dije mientras intentaba acumular más lágrimas en mi cara—. Además, me duele pensar que mi hermana piense que era mi verdadera intención.

El duque me fulminó con la mirada, parecía como si me dijera "eres un dolor de cabeza".

—Trae al prometido de Armena —ordenó mi padre a un sirviente.

Sonreí en mis adentros ya que padre me estaba dando una oportunidad aunque hubiera mentido antes. Lo hice aposta, sé perfectamente que si un chico llegara a hacer daño a Armena, él no lo perdonaría, es por eso que tiene que estar seguro y comprobarlo. Aunque sería difícil justificar que soy inocente, porque seguro que el prometido se pondría del lado de mi hermana.

Ahora, verdaderamente lo que me importaba era que él había pensado en mí un poquito, y esa sensación era cálida en mi cuerpo. "Así se sentiría la verdadera Keila si hubiera estado en esta situación", ¿es por eso que mi cuerpo actuaba de esta manera? Aunque sé que parte de ello era porque quiere mucho a mi hermana.

Me convertí en una villanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora