Cap 14

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-----------Hazhiel------------

     Miraba por la ventana a aquella chica que supuestamente era mi hermana, aunque nunca la había considerado como tal. Keila estaba en el jardín, hablando con la sirvienta personal y sonriendo. Su expresión era muy diferente a la que solía mostrar, y me sorprendió ver que la abrazaba. ¿Desde cuándo Keila abrazaba a alguien y sonreía así? Era bastante extraño.

—Redrick, ¿me dijiste que la viste y hablaste con ella, no? —Mis ojos miraban seriamente al guardia más leal que tenía.

—Sí, joven maestro —dijo, arrodillándose.

—¿Encontraste algo inusual en su comportamiento? —Cogí la taza de té y me la llevé a los labios; estaba amargo.

—Era extraño, parecía una persona bastante diferente —respondió, confundido—. Además, me hizo preguntas sin sentido.

—¿Como cuáles?

—Dijo que estaba perdida y no conocía dónde se encontraba. Lo más raro fue que, cuando mencioné tu nombre, reaccionó como si no lo conociera.

Me reí por dentro, frustrado. Seguramente estaba fingiendo, como siempre. ¿Qué estaría tramando? Supongo que debería observarla por mí mismo, pero primero debía vigilarla.

—Quiero que la vigiles y me reportes todo a partir de mañana.

—Sí, joven maestro —dijo Redrick, levantándose y saliendo por la puerta.

Agarré fuertemente la taza de té y la estampé contra el suelo, haciéndola añicos. Estaba furioso. Supongo que la perra de mi hermana intentaba hacer algo sospechoso. Recordaba perfectamente cuando era pequeño y me envenenó, amenazando con no darme la cura. Tuve que seguir sus órdenes durante mucho tiempo para sobrevivir, y ahora me vengaría. La haría arrodillarse, para que sintiera la humillación que yo soporté. Mi objetivo era conseguir el puesto de duque y matar a mi padre.

Llamé a una sirvienta para que recogiera los cristales y me puse a trabajar en los papeles. Muy pronto tendría lo que deseaba.

Cuando cayó la noche, decidí salir a tomar el aire. Mientras caminaba por los pasillos, vi una figura misteriosa con una capa azul, el uniforme de los guardias. Ese sujeto daba mala espina, así que decidí seguirlo por si era un espía. Sin embargo, iba demasiado rápido y lo perdí.

En ese momento, alguien chocó contra mí por detrás.

—Perdón —dijo, con la cabeza agachada.

Me di la vuelta y vi a la persona misteriosa de antes.

—¿Qué haces aquí? ¿No se supone que debes estar en tu trabajo? —dije fríamente.

—Lo siento, ahora vuelvo...

Su voz era femenina y me sonaba bastante. Seguía con la sospecha, así que, cuando comenzó a caminar, le quité la capa inesperadamente.

Me quedé sorprendido.

—¿Keila?

—¿Quién eres tú? —dijo, nerviosa, mirando hacia adelante—. Bueno, da igual, haz como si no nos hubiéramos visto.

Con rapidez, me quitó la capa de las manos y se fue corriendo. Maldición.

Llamé a los guardias para que la siguieran.

Me convertí en una villanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora