CAP 10

710 56 0
                                    

--------Mei---------
Cuando terminé de desayunar, salí de la habitación para refrescarme un poco. Meth había desaparecido y ahora estaba sola. Seguro que me perdería en la enorme mansión.

Anduve un tiempo por los pasillos y decidí pararme ante una puerta que picó bastante mi curiosidad. Era de madera y parecía ser la biblioteca. "¿Debería entrar?" No lo pensé y lo hice.

Lo primero que vi fue a Arthur con cinco chicas alrededor suyo. Él me miró. Definitivamente no era la biblioteca.

—Perdón —fue lo único que pude decir mientras cerraba la puerta rápidamente.

No sé quién estaría más sorprendido, si yo o Arthur, pero intenté correr antes de que pasara algo malo. Si mi hermana supiera lo que acababa de ver, podría asegurar que el marqués perdería la cabeza. Tampoco me decepcionaba esa idea aunque fuera mi salvador.

—Quieta ahí.

Arthur apareció de la nada, interrumpiendo mi camino al teletransportarse. No me sorprendió, ya que estaba acostumbrada a este mundo de magia y sucesos extraños. Esto me daba la prueba definitiva de que estaba en otro mundo.

—¿Qué has visto? —sus ojos dorados me fulminaron ferozmente.

Le esquivé y seguí corriendo con mi corazón latiendo locamente. Iba a girar la esquina si no fuera por una mano que rodeó mi cuello inesperadamente. Era el maldito Arthur, que parecía realmente distinto al chico de ayer. No podía respirar y pensé que me avocaba a la muerte. Por un momento, pensé que sus ojos se habían tornado rojos, como los míos.

—Apártate —intenté soltarme de él.

Arthur, al escuchar mis palabras, me soltó rápidamente. Su cara estaba asustada, también parecía mareado y confuso.

Desde que desperté en este lugar, no han parado de sucederme cosas. Hay gente extraña, sobre todo Arthur, que en estos momentos se encontraba de rodillas, a punto de desmayarse. Quería ayudarlo, pero decidí dejarlo ahí plantado por muchas razones.

Me separé del chico e intenté volver a mi habitación corriendo. Di tantas vueltas que llegué a la conclusión de que me había perdido por segunda vez. Realmente no era buena para nada. Hoy se supone que tenía que escapar de este lugar y no tenía un plan en concreto.

No tienes dónde escapar, Keila —rió alguien de la nada.

Me di la vuelta y no había nadie. Creo que empezaba a volverme loca con las voces. Admitía que me daba miedo escuchar cosas inexistentes. ¿Sería por la pesadilla? Aunque los sueños no son reales...
   

Me convertí en una villanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora