CAP 7

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--------Mei----------

Al salir del estudio, Meth me siguió rápidamente, sin decir una palabra. Cuando sus ojos chocaron con los míos, le sonreí alegremente y ella suspiró aliviada. En el fondo, esa chica linda, asustadiza y fría se preocupaba por mí. Ver que no había sido sentenciada a muerte debió aliviarla. Había hecho un progreso con ella; antes me temía, ahora no tanto, aunque seguía manteniendo cierta distancia.

—Necesito comer algo, tengo el estómago vacío —dije mientras soñaba con deliciosos pasteles—. ¿Hay algo dulce?

—Hay galletas de arándanos.

Mis ojos se iluminaron; amaba los arándanos.

—¿Puedes traerlas aquí?

Ella asintió.

—Si lo desea, también puede esperar en el jardín de las rosas —me aconsejó—. A nuestra señorita le encantaba pasar el rato ahí.

Con solo oír el nombre, me pareció que debía ser un lugar agradable, así que accedí a su propuesta.

Al llegar al jardín, sentí que jamás podría olvidarme del hermoso lugar. Había estatuas y matorrales decorados con rosas de diferentes colores, y al lado se encontraba un enorme lago. Ahora entendía por qué a Keila le encantaba este sitio.

Meth se despidió y me quedé sola. Decidí tumbarme en la hierba a tomar una siesta, ya que estaba cansada.

—Keila...

Escuché una voz suave y conocida. Estaba un poco adormilada. Noté una mano en mi rostro, era cálida.

Un momento, ¿alguien me estaba tocando? Rápidamente me levanté, exaltada.

—¿Arthur?

Puse cara de póker. El chico que me había salvado estaba frente a mí. Me separé de él nerviosamente; no me apetecía que alguien nos viera juntos.

—¿Qué haces aquí? —pregunté.

—Has cambiado —sonrió angelicalmente, haciendo que mi corazón se ablandara un poco.

Arthur me cogió de la mano desprevenidamente, sintiéndome angustiada. ¿Por qué volvía a tener la misma sensación? Mi cuerpo estaba aterrorizado y pedía a gritos que me separara de él, pero mi cabeza decía que no, que no podía hacerme nada. Miré sus ojos dorados. ¿Cómo era posible asustarse de ese chico inofensivo?

—¿Te encuentras bien? —dijo, sacándome de mis pensamientos.

Solté su mano rápidamente y me levanté.

—Sí, ¿por qué preguntas eso?

—Lo siento por lo de antes —confesó—. Puedes estar tranquila, mi prometida se ha ido a descansar en sus aposentos, es imposible que nos vea.

Sentí un poco de tranquilidad, pero no del todo.

—Creo que no es apropiado que estemos juntos... no me gusta la idea de que nos puedan malinterpretar.

Y corrí velozmente, dejando a Arthur plantado. Fue un movimiento involuntario de mi cuerpo que no pude controlar, sintiéndome una niña pequeña y estúpida. Lo sentía por Arthur, debía pensar que era una chica bastante rara, pero era lo mejor para evitar problemas.

Paré a descansar cuando entré dentro de la mansión, sintiéndome relajada, y me encontré con Meth.

—Los pasteles se demoraron, es por eso que llegué tarde. Perdóneme por hacerla esperar...

Acaricié su cabeza y sonreí.

—Tranquila, no me voy a enfadar. Vamos a mi cuarto y comámoslas juntas.

—Pero...

Cogí su brazo y la arrastré conmigo antes de que comenzara a quejarse. Esperaba que Arthur no me hubiera seguido ni me siguiera.

Me convertí en una villanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora