----------Mei------------ Sueño
El viento agitaba violentamente los árboles, el cielo estaba gris dando la impresión de que era de noche, y el sonido desgarrador de los rayos era insoportable. Me encontraba en un lugar frío y solitario, donde vagaba sin rumbo por una calle ancha.Caminé durante un buen tiempo sin encontrar la salida. La idea de quedarme atrapada era agobiante. Ya llevaba un buen rato perdida y desconocía cómo había llegado aquí.
Me senté en el suelo, rendida, decidida a descansar. La situación era desesperante.
—Puedo ayudarte —escuché una voz masculina.
Miré por todos lados intentando encontrar al propietario de esa voz, pero no había nadie, parecía venir del aire.
—¿Quién eres? —dije asustada—. ¡Muéstrate!
De pronto apareció una niebla densa que me rodeó. Era roja como la sangre y no me dejaba ver, obligándome a no bajar la guardia.
—Muéstrate —volví a repetir—. No te tengo miedo.
Sonó una carcajada terrorífica que me puso los pelos de punta. Temblaba como una presa. Parecía que le emocionaba verme en ese estado.
—¿Quieres que te ayude? —preguntó.
Definitivamente no quería su ayuda, pero desgraciadamente la necesitaba, porque él era el único que podía echarme una mano en este momento. Sonaba raro, pero a lo mejor era buena persona, aunque mi yo interior decía que no.
—Quiero tu ayuda —dije desconfiada—. Aunque... ¿qué pasaría si rechazara tu oferta? —me atreví a preguntar.
—Serías un ser que deambularía eternamente por estas calles —contestó la voz divertida, como si le gustara esa opción.
—Ayúdame —repetí, esta vez decidida. Me negaba a quedarme aquí atrapada para siempre en este lugar desconocido.
—Te ayudaré, humana, pero a cambio debes darme algo —escuché una pequeña risa.
—¿Qué quieres? —estaba asustada.
—Quiero ******.
Hubo un silencio.
—Trato hecho —hablé sin pensar, deseando no arrepentirme de mi decisión más tarde.
La niebla que me rodeaba desapareció y volví a estar en el sitio de antes, en la calle oscura que tanto odiaba.
Una silueta negra apareció. No pude ver su rostro porque la capa que llevaba me lo impedía, pero me daba malas vibraciones. Suponía que ese era el propietario de la voz.
—Humana, ya que sacrificaste ******, te devolveré a donde perteneces.
El hombre tapado extendió su mano y tocó mi frente. Fue una sensación fría e incómoda, un poco dolorosa.
Al levantarme sentí un inmenso dolor de cabeza, era horrible. Pronto me acordé de lo que pasó en esa calle extraña. Era todo un sueño, pero se veía tan real...
Alguien tocó la puerta del dormitorio.
—Keila, es hora del desayuno —era Meth.
ESTÁS LEYENDO
Me convertí en una villana
Fantasy🖤_ Ella es Mei, una chica con mala suerte que despierta en el cuerpo de Keila, la tercera hija del duque, que desgraciadamente es famosa por su mala reputación en los círculos sociales. Todo bien hasta el comienzo, pero los problemas llegan cu...